Emprender en femenino para quedarse en el rural

El año 2022 se cerró con 2.027.994 personas trabajando por cuenta propia en España y, de éstas, el 36,4 % del total son mujeres según el Ministerio de Trabajo y Economía Social.

España tiene más autónomas que la media de la Unión Europea y, en datos de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat), el número de emprendedores autónomos se ha mantenido elevado gracias al impulso femenino de la última década. De 2010 y hasta la pandemia en 2020, se dieron de alta como autónomas unas 90.000 mujeres mientras que las cifras de hombres no han parado de descender.

Una de las explicaciones a este fenómeno, según apunta Candelaria Carrera, responsable del área de Mujer de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, en el Informe Mujer Autónoma 2020, es que “el autoempleo es una salida digna y real para la mujer en España sin distinción de edad ni nacionalidad y que reduce la brecha salarial”.

 

El efecto nivelador del autoempleo femenino es también clave para sortear las dificultades del medio rural, especialmente teniendo en cuenta que cerca del 40 % de las trabajadoras por cuenta ajena que viven en municipios rurales se ven obligadas a desplazarse, según el “Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural 2021”.

Como explica este documento, desde 2011 el número de mujeres rurales que deciden emprender ha aumentado cerca de un 10%, y, aunque las historias que dan vida a estas cifras son muy diversas, la ambición que une a una gran mayoría de estas mujeres suele coincidir: crear riqueza sin perder las raíces.

Geli González, Verónica Souto y Andrea Fernández son parte de esta nueva generación de emprendedoras que han hecho de su negocio un medio para no moverse del rural y en Visionarias hemos querido saber sus razones.

Floradeira, un camino de flores de la aldea al mundo

Cuando Verónica Souto decidió ser madre se dio cuenta de que desplazarse todos los días 30, 20 o 15 kms para ir a trabajar ya no era una opción. “Yo estudié Psicología y Terapia Ocupacional, pero no tenía mucha estabilidad, iba de un lado para otro”, explica.

Darle un giro digital a su negocio familiar, un invernadero de flores ubicado en Paderne (La Coruña), fue la alternativa de esta emprendedora para poder cumplir su objetivo de quedarse en esta aldea de menos de 3.000 habitantes.

“Floradeira comenzó oficialmente hace 4 años, cuando mi hija empezó el colegio, pero yo llevo toda la vida entre flores”, reflexiona su creadora, quien admite que su inspiración viene de antaño, pues “quería hacer lo que hacían antiguamente las mujeres: llevar las flores de la aldea a la ciudad, pero esta vez con tecnología”.

El invernadero de flores familiar con casi 30 años de historia que vende a una cooperativa local convive ahora con un modelo de negocio totalmente digital. Instagram, Facebook y una web con una estética muy cuidada son el escaparate al mundo que permite que los arreglos florales de Verónica Souto lleguen de Paderne a clientela de cualquier ubicación.

“Mi negocio es posible gracias a la evolución tecnológica de los últimos años, actualmente se pueden comprar unos tulipanes online y tener la garantía de que todo va a llegar perfecto”, reflexiona la creadora de Floradeira.

“Quería hacer lo que hacían antiguamente las mujeres: llevar las flores de la aldea a la ciudad, pero esta vez con tecnología”

La buena conexión a internet en el rural y las mejoras en las redes de transporte también han sido factores indispensables para montar este negocio, pues para su impulsora “hay las mismas comodidades o más que en la ciudad, se puede trabajar desde casa perfectamente. Creo que ésta es una de las claves para que no se vacíe el rural”.

Además de enviar flores desde el rural, desde hace un año, Floradeira busca atraer a los enamorados de los arreglos florales a este lugar a través de talleres en los que Verónica enseña sus técnicas y, de paso, su modo de vida. “Uno de mis objetivos es que la gente venga a la aquí, que disfrute del paisaje, que vivan lo que yo vivo y conozcan cómo es el cultivo de las flores, las recojan, las traten… me gusta que conozcan el origen”, explica.

Aunque ahora trabaja desde casa e incluso puede llevar a su clientela a su propio lugar de trabajo, esta emprendedora reconoce que no ha cumplido su objetivo principal de conciliar, tildándolo incluso de un “autoengaño”. “Emprender no mejora la conciliación, especialmente en la aldea; aquí no tengo actividades extraescolares, ni hay muchos niños para que mi hija pueda jugar por las tardes, aunque sí que está la ventaja de que se quede conmigo mientras yo trabajo”, admite.  

Isla, naturaleza, creatividad y un proyecto de vida: La Platanera

En el caso de Andrea Fernández su gran cambio de rumbo no llegó con la maternidad, sino con la crisis del ladrillo, una situación que la autora de La Platanera supo convertir en una oportunidad.

“Yo veía que las puertas no se abrían y que yo quería hacer lo que me hacía feliz, que era contar historias a través del arte, así que finalmente fue ese contexto social el que me empujó a tomar la decisión de no esperar, de empezar un camino en solitario”.

En 2012, en plena recesión económica, esta creadora vivía en Madrid y acababa de finalizar sus estudios, pero ya tenía muy claro que su destino era crear un proyecto centrado en su casa familiar de A Illa de Arousa, un enclave natural único de menos de 5.000 habitantes ubicado en Pontevedra.

”Estaba bastante saturada de la ciudad y sabía que aquí, en la isla, no iba a estar limitada, aunque al principio fue complicado hacer entender la idea, ya que mi proyecto gira en torno a la casa de mis abuelos, en la que ellos ya no viven, en donde me crié… quería cuidarla, mantener esto vivo, crear desde aquí”, reflexiona Andrea. La idea terminó calando y, desde entonces, La Platanera crea riqueza en A Illa de Arousa a través de un proyecto que para su autora es “bastante atípico”, pues más que un plan de negocio, es, en sus palabras, “un proyecto empresarial tras mi proyecto de vida, un medio con el que construí la vida en la que creo, aquí, poniendo en valor lo rural”.

“La Platanera es un proyecto empresarial tras mi proyecto de vida”

Aparte de la creación y venta de todo tipo de piezas artísticas, desde grabados a cerámicas, La Platanera aúna enseñanza con turismo rural. Esta emprendedora no se limita a producir, “quería enseñar lo que a mí me había hecho feliz”, nos cuenta. Ahí empezaron los talleres, y después los retiros, que mezclan clases de técnicas creativas, sesiones de yoga, gastronomía e historia local, contacto con la naturaleza…

“Cuido mucho la experiencia”, asegura Andrea, “creo que ayuda a la gente a desconectar para sumergirse aquí, en la isla”.

Como en el caso de Floradeira, La Platanera forma parte de un modelo de negocio que es posible gracias a la tecnología. “solo necesito tener wifi y mi cámara fotográfica para poder contar lo que hago al mundo desde mi verdad. Gracias a esta ventana ha venido aquí gente de toda España e incluso de América y otros países de Europa.Sin redes sociales no podría tener esa voz”

Shiitake Trives, sabor asiático para no moverse de la aldea

A María Ángeles González, “Geli”, el emprendimiento le llegó, como para otras muchas mujeres, por la dificultad de encontrar un empleo pasados los 50 años. “Llegué a una edad en la que no era fácil encontrar trabajo y yo no me quería ir de Trives (Ourense), siempre quise hacer algo aquí, vivir aquí… Además, necesitaba cotizar”, explica esta empresaria.

Tras intentar emprender en la hostelería e incluso plantearse hacer de su propia casa una casa de turismo rural, se dio cuenta, tras una conversación tomando cañas con su hija, de que la solución estaba en el jardín de su casa. “Fui a un curso y vi cómo era el proceso de cultivar estas setas… Me encantó. Me di cuenta de que eso era lo que quería hacer, que lo que necesitaba lo tenía aquí, en lo que antes era un jardín y que ahora son solo troncos”, resume.

Así fue como en 2019 surgió en este municipio ourensano de menos de 3.000 habitantes Shiitake Trives, un negocio único en la zona de cultivo y venta de setas de esta apreciada variedad asiática. “Fui muy osada”, admite ahora tras casi 4 años de negocio, “me lancé a algo que ni siquiera conocía, fue experimental, no había aquí ni cerca nada similar”.

Con una inversión inicial modesta, Shiitake Trives pronto empezó a popularizarse entre restaurantes y particulares, aunque, para su creadora, el hecho de partir del rural supuso ciertos retos. “Aquí ha funcionado el boca a boca y las redes sociales, porque el producto es muy bueno, pero no ha sido fácil, porque al estar alejados, los envíos y las comunicaciones se complican, todo se encarece más… Se habla mucho de emprender en el rural, pero sigue siendo complicadísimo”, reflexiona.

“Llegué a una edad en la que no era fácil encontrar trabajo y yo no me quería ir de Trives”

Detrás del modelo de negocio que lidera Geli no sólo hay un gran esfuerzo mental, sino también físico. Para cultivar esta especie, es necesario cargar troncos o pasar largas horas a la intemperie, aunque esto no parece un impedimento para esta empresaria, que reivindica que “las mujeres estamos empezando a creer en nosotras mismas, podemos hacer cualquier trabajo”.

Galicia autónoma y rural…en femenino

Aunque estas tres autónomas recibieron algún tipo de incentivo por parte de la administración en sus inicios empresariales, todas coinciden en señalar que, aunque puede ser un gran impulsor para emprender en zonas despobladas, estas ayudas públicas entrañan una gran complejidad.

Para la líder de Shiitake Trives, los problemas llegaron cuando intentó escalar su negocio y pedir una subvención para comprar maquinaria: “las ayudas para emprender desde el rural existen en la teoría, pero no en la práctica”, esgrime.

“Yo no me puedo quejar”, explica Verónica desde Floradeira, que, aunque con una visión más positiva, admite que el apoyo de su gestoría es clave para acceder a subvenciones, “las condiciones y el tema burocrático suele ser complejo, no podría hacerlo yo sola”.

Andrea, que también coincide en la farragosidad de los trámites, no atribuye el aumento del número de mujeres rurales emprendedoras a la existencia de incentivos, sino más bien a “ese carácter de buscarse las castañas, de movernos en vez de esperar que nos sea dado”.

Quizás por causa de ese carácter al que se alude desde La Platanera, Galicia, con gran número de municipios rurales, es la Comunidad Autónoma española con más mujeres que trabajan por cuenta propia. Según el informe “Actividad emprendedora en el medio rural” GEM Spain 2019-2021, el índice de actividad emprendedora en el medio rural ha crecido más de un 20 % en los últimos años, impulsado principalmente por las mujeres. Las cifras demuestran, por tanto, que cada vez son más frecuentes las historias similares a las de Verónica, Andrea y Geli, en las que emprender significa poder crear una vida en el rural.

Marta Castro González

Periodista con experiencia en gestión de redes sociales y comunicación en el ámbito empresarial y hospitalario. Tras cursar un Máster en Desarrollo de Software y Negocio Digital que le ha permitido conocer desde el interior las particularidades del sector TIC gallego, en la actualidad amplía su formación con el Grado en Sociología. Le encanta aprender sobre transformación digital, emprendimiento, salud y medio ambiente para después poder contarlo a diferentes públicos y adaptarlo a múltiples formatos.

 

1 Comentario

  1. María Nazaret Castro González

    Me encanta. Sobre todo la frase de Geli de que estamos empezando a creer en nosotras mismas

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