¿Es la Medicina Integrativa otra medicina?

La medicina tal y como la aprendí en la universidad se refiere a la ciencia que permite prevenir y curar las enfermedades del cuerpo humano. Según la RAE el término Medicina: «Conjunto de conocimientos y técnicas aplicados a la predicción, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades humanas y, en su caso, a la rehabilitación de las secuelas que puedan producir».
Basado en esto, durante mi carrera como estudiante de medicina y por muchos años en mi práctica profesional, creí vehementemente que los fines de la medicina tradicional son salvar y prolongar la vida, promocionar y conservar la salud, aliviar el dolor y el sufrimiento tal y como lo decía Hipócrates.
Sin embargo, estos principios se quedaban en la teoría pues en la práctica veía como la medicina tradicional o convencional en su ortodoxia bajo criterios y consensos de los llamados expertos, se alejaban cada vez más, según mi experiencia y percepción, de esos nobles objetivos que me llevaron a estudiar medicina por mi vocación de apoyar, sostener, cuidar y aliviar las dolencias de mis familiares, seres queridos y todo aquel que me solicitara mi servicio como médico.
A medida que la ciencia, la inteligencia artificial avanza, la medicalización de los síntomas se ha sofisticado de manera que se ha perdido la visión o el abordaje del paciente como un ser indivisible. La subespecialización de la medicina ha permitido avances invalorables sin lugar a duda, en cuanto a la etiología de las enfermedades, dando lugar a tratamientos específicos que han contribuido a la evolución de la ciencia médica moderna.
«La Medicina Integrativa no es pseudociencia, no es alternativa, no es empírica ni mucho menos improvisada. La Medicina Integrativa es la Medicina de Hipócrates, hoy más vigente que nunca».
En mi práctica médica surgían preguntas, dudas y controversia en el manejo de mis pacientes. ¿Por qué cada vez era más evidente la aparición de enfermedades degenerativas crónicas, obesidad y enfermedades autoinmunes cada vez más frecuentes, y cada vez más difíciles de tratar y erradicar?
No encontré respuesta en la medicina tradicional guiada por criterios, protocolos consensuados por comisiones de ética, sociedades científicas, laboratorios y farmacéuticas que obligan a tratar las enfermedades según los últimos avances de la ciencia.
Y confieso que por temor a ser cuestionada, juzgada y poner en duda mis conocimientos médicos , seguía fielmente todas las normas, guías médicas y protocolos viendo en la práctica el fracaso de este abordaje fraccionado del paciente, siendo tratados como fragmentos de su cuerpo que debían acudir al especialista acorde a su dolencia.
Esto me hizo buscar otra visión del abordaje del paciente, ninguna especialidad se preocupaba por los efectos adversos de cada medicamento prescrito “para toda la vida”.
Para mi asombro estos efectos adversos perfectamente conocidos por los laboratorios y por ende por los médicos que las indican, le advierten al paciente de dichos daños, pero lo sentencian a tomarlos por siempre sin ofrecerles otra opción.
Es entonces cuando comienzo a estudiar a mis pacientes y atreverme a desafiar a la práctica, apoyándome en la Medicina basada en la evidencia, donde mi lema era la clínica (síntomas) que es más reveladora que los resultados de laboratorio, lo que me invitaba a cuestionar y contrastar la información que me ofrecía el testimonio de cada paciente.
Comencé a estudiar Medicina Orthomolecular y luego Medicina Funcional Integrativa, con mucha timidez sugestionada por los descalificativos de llamar a estas ciencias, pseudociencias para limitar sus alcances, con fines que en este momento no vienen al caso.
La Medicina Orthomolecular que se define como el equilibrio de la célula dado por sustancias afines al organismo en el momento preciso y a la dosis justa, es la medicina con un enfoque más amplio, basada en lo que realmente es el organismo: un gran laboratorio bioquímico constituido por sesenta trillones de células, en otras palabras, es la bioquímica de la clínica de las enfermedades.
Tanto la Medicina Funcional Integrativa como la Medicina Orthomolecular buscan tratar al individuo como un ser único , orientado a la detección de desequilibrios y fallas en los sistemas biológicos que busca identificar las causas subyacentes y tratar la raíz de los síntomas y/o enfermedades y no etiquetar o sentenciar a las enfermedades crónicas degenerativas como condiciones permanentes, inherentes a predisposiciones hereditarias.

En mi experiencia como Médica Funcional Integrativa Orthomolecular he podido hacer el cambio de paradigma de lo convencional y ortodoxo a este abordaje más humano en el manejo del paciente, brindándole la posibilidad de cambiar a un estilo de vida saludable a través de la nutrigenómica y epigenética que promueve la alteración en la expresión de los genes o imprinting genéticos de enfermedades crónico degenerativas, diábetes, enfermedades autoinmunes, cáncer, entre otras.
A pesar de que cada vez hay más médicos integrativos, aún existe mucha resistencia al abandono del uso y abuso de los medicamentos que sólo alivian los síntomas de manera efímera, y que a la larga solo contribuyen al deterioro del paciente por efectos adversos en diversos órganos, por no ver al paciente de manera Integral sino de manera fraccionada con cada especialidad médica.
En este sentido, hago una invitación a mis colegas médicos que se interesen más en la medicina integrativa como el arte de discernir cuándo referir un paciente a una especialidad médica porque así lo requiere el paciente en un proceso agudo o de urgencia médica inminente, cuándo tener una conducta expectante y cuándo ir más allá en la investigación de la causa raíz de la enfermedad, sustentando el abordaje científico e integral de la salud, reconociendo a cada persona como un sistema complejo de interacción constante entre la propia biología y factores físicos, químicos, ambientales, mentales y emocionales que lo rodean.
La Medicina es una sola, y tal y como lo decía Hipócrates:
«La ciencia no se basa en opiniones que vienen de la ignorancia o desconocimiento, sino en pruebas rigurosas y precisas (conocimiento) que demuestran lo que se puede medir y están disponible para que cualquiera las pueda revisar»
…y como decía Richard Feynman:
“La ciencia es creer en la ignorancia de los expertos, no se trata de creer en la ignorancia de nadie, sino ser conscientes de que incluso los más destacados expertos pueden estar equivocados, y que la única forma de enriquecer nuestro conocimiento de la realidad, es comprobándolo una y otra vez “
La Medicina Integrativa no es pseudociencia, no es alternativa, no es empírica ni mucho menos improvisada. La Medicina Integrativa es la Medicina de Hipócrates hoy más vigente que nunca.
Soy médico pediatra con más de 28 años de experiencia en la medicina convencional. Mi formación como Médico Orthomolecular y Medicina Funcional Integrativa en adultos y niños me permitió especializarme en el manejo del estrés, depresión y ansiedad, enfermedades degenerativas, autoinmune, Diabetes, Obesidad, etc., logrando resultados satisfactorios en la mayoría de los pacientes.
Médica Cirujana, Universidad Central de Venezuela. UCV, Caracas Venezuela. Médica Pediatra, Hospital Ricardo Baquero González. Caracas Venezuela. Medicina Orthomolecular (cursos universitarios de medicina de alta especialidad, CUMAE. Universidad de Tucumán Argentina). Médica funcional integrativa (cursos universitarios de medicina de alta especialidad, CUMAE. Universidad de Tucumán Argentina).
Health Coach graduada en ALAHC (Asociación latinoamericana de Health Coaching. Argentina)
Especialista en Terapias Endovenosas (cursos universitarios de medicina de alta especialidad, CUMAE. Universidad de Tucumán, Argentina).
Para mayor información:
Tel.: +52 7227530005
Mail.: mariaortega1@gmail.com

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Mi niña ante todo Dios te cuide y guie para q sigas aplicando tus conocimiento de la Medicina Integrativa, en beneficio del paciente.
Conocimientos q enriqueces dia a dia para el logro de una vida mas saludable.