Tal como advierten las páginas de turismo, la actual capital de Creta es una ciudad cosmopolita, bulliciosa y con encanto. Empezar caminando por el malecón desde la Iglesia de San Pedro hasta llegar a la plataforma para idílicas fotos. De allí a la Fortaleza veneciana Rocca a Mare, que bien merece pagar la entrada para visitarla. Subiendo por Avgoustou se llega al concurrido centro. Por el camino están la Iglesia de San Tito, la Logia Veneziana, la Galeria de Arte Municipal, la Fuente Morosini o de los Leones y el Parque Central, todo circundado de tiendas, bares, restaurantes y gente, mucha gente.
Si madrugamos, un día será suficiente para ir por la mañana al Palacio de Knossos con el bus local nr. 2, que se toma en la Plaza Eleftherias, en la acera frente al Museo Arqueológico, lugar que visitaremos al regreso. Hay que empezar por ver los frescos originales de Knossos en el primer piso y luego la excelente colección que alberga.
Buscando disfrutar el panorama del puerto, tuve la suerte de encontrar el Restaurante Toucan en un ático frente a esa misma plaza Eleftherias. Buena comida y excelente carta de vinos.
Un lugar cautivador y de arraigo, donde es indispensable reservar, es el restaurante griego Peskesi. Sobran los adjetivos. Hay que ir.
Si queda tiempo para una caminata por los barrios más tradicionales, vale la pena subir por Mousourou o cualquiera otra callejuela paralela hasta el Bastión Martinengo, donde se encuentra la tumba de Nikos Kazantzakis, quizás el escritor y filósofo griego más importante del siglo XX, cuya obra es la base de la película de Cacoyannis, Zorba el Griego, y de la controversial La Última Tentación de Cristo, de Scorsese.
Su epitafio no sólo me atornilló a un banco donde reflexioné y lloré bajo la lluvia, sino que se ha tornado mi lema: “No espero nada, no temo nada, soy libre”.
El tercer y último día de mi estancia tomé un bus en la Estación Central y me pasé el día en la playa de Matala, la emblemática localidad que adquirió fama en los años 60 como lugar predilecto de los hippies, quienes se alojaban en las prehistóricas cavernas que están en el acantilado de la playa. Bob Dylan, Joan Báez, Cat Stevens y Johnny Mitchell vivieron en el lugar.
Camino de la playa está el Coffee Shop, con sus escalones que invitan a iniciar el relax. En el extremo izquierdo de la bahía, al borde del mar, está Scala, donde el pescado es tan bueno como la ubicación.
El bus pasa por la entrada del Palacio Minoico de Festos, otro sitio arqueológico muy interesante, para quien tenga el tiempo de detenerse y visitarlo.
En Heraklion me alojé en un nuevo y confortable hostal, So Young Hostel, con terraza y bar con vistas. La dueña María y su hijo hacen que se sienta uno como en casa. Al frente hay un restaurante griego con precios ajustados a los presupuestos de los huéspedes.




Fotos de Daniela Ulian

DANIELA ULIAN
Periodista de la UCV. Experta en Diseño Editorial. “Sibarita por vocación”. Como ella misma se describe, su andar ha sido una búsqueda “entre aventura y deleite, sensorial tanto como intelectual”. Daniela fue periodista de El Nacional y Directora de Arte por muchos años de Publicaciones de VenAmCham y Business Venezuela. Será nuestra Visionaria Sibarita y Colaboradora Principal de la sección Nosotras las Sibaritas donde nos hablará de sus experiencias de viajes, de cultura, gastronomía y más.
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