La Inclusión financiera y digital, claves para la mujer emprendedora

La inclusión financiera de las mujeres ha avanzado de forma sustancial en los últimos años a nivel mundial; más mujeres tienen cuentas bancarias gracias a los subsidios que los gobiernos otorgaron durante la pandemia, en gran parte de forma digital.

Sin embargo, la brecha de género lejos de cerrarse respecto al último informe de 2017, se ha ampliado hasta los 7 puntos porcentuales en América Latina y es la más alta después de la de Oriente Medio y África. ¿ Significa esto que los esfuerzos no están siendo suficientes?

Entre las causas de la menor inclusión financiera de las mujeres están las normas y sesgos culturales de género, los menores niveles de educación financiera, la mayor aversión al (o conciencia del) riesgo, la falta de acceso a activos, los ingresos más bajos y el menor uso de las tecnologías.

Por otro lado, muchas de las entidades financieras no tienen una mirada de género. Desarrollan productos “neutros”, lo que hace que gran parte de las mujeres no sientan atendidas sus necesidades o decidan que los servicios financieros simplemente “no están pensados para ellas”.

⇒ El emprendimiento como válvula de escape

Emprender es para muchas mujeres la única forma de obtener ingresos. En América Latina, por ejemplo, sólo poco más del 50% trabaja formalmente.  El resto tiene que buscar empleo en la informalidad, depender de un tercero o  emprender. Además, se da un fenómeno creciente:  muchas mujeres son cabeza de hogar y, por ende, las que sacan adelante a sus familias. La mayoría decide emprender  para conciliar mejor sus actividades económicas con las domésticas y las de cuidados.

 

«Las mujeres realizan inversiones más pequeñas que los hombres, sobre todo, en los países de bajos ingresos. Esto suele ocurrir porque tienen menos capital inicial, menos activos y por tanto, también, menos garantías a la hora de pedir un préstamo”.

Por eso, el emprendimiento sigue siendo una parte de la economía en la que las mujeres tienen un papel activo, tal y como afirma el último Global Entrepreneurship Monitor (GEM por sus siglas en inglés) de 2021-2022: «Dos de cada 5 emprendedores que inician una actividad empresarial, son mujeres». Y mientras en los países desarrollados sus emprendimientos son de los más innovadores,  en aquellos en desarrollo la  mayoría surgen por necesidad, son micronegocios mayoritariamente de autoempleo (o de menos de 5 empleados) y con altas  tasas de quiebra.

Estos negocios  están concentrados en el comercio y sólo un 2.7% de las mujeres  inician su emprendimiento en el sector de las tecnologías que es el que atrae mayoritariamente la inversión a nivel global.

Las mujeres realizan inversiones más pequeñas que los hombres, sobre todo, en los países de bajos ingresos. Esto suele ocurrir porque tienen menos capital inicial, menos activos y por tanto, también, menos garantías a la hora de pedir un préstamo.

De hecho, los datos de la Corporación Financiera Internacional (IFC) estiman que la brecha de financiación global del 40% de las MIPYMES propiedad de mujeres ascendía a 1.7 billones de dólares (6% del PIB mundial).  Si bien estos datos son de 2017, evidencian las dificultades a las que se enfrentan las mujeres para la supervivencia y crecimiento de sus emprendimientos.  Posiblemente, en los últimos años, lejos de reducirse estas necesidades se hayan ampliado aún más.

Por eso, es fundamental que entidades, como la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), apoyen sus emprendimientos con financiación productiva que permita hacer crecer sus negocios y, con ello, mejorar su calidad de vida. En la actualidad atendemos a casi 1.7 millones de emprendedoras, de ellas 550.000 con pequeños créditos.

Diseñamos servicios financieros con lentes de género: créditos grupales para aquellas emprendedoras de menores recursos, para mujeres rurales (sin necesidad de acreditar la propiedad de la tierra), productos de ahorro y ahorro programado, seguros de salud oncológicos  que brindan asistencias psicológicas, sanitarias y legales o que les proporcionan  apoyo económico durante la lactancia para apoyar la  maternidad.

Pero ofrecer financiación no es suficiente, por eso también la FMBBVA asesora y acompaña a las mujeres con educación financiera. En 2022, 400.000  emprendedoras recibieron formación de este tipo. ¿Pero cómo se relacionan con el dinero?

⇒ El dinero, “un mal necesario”

Un reciente estudio de Bancamía,  entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA en Colombia, junto con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe CAF muestra cómo muchas mujeres  perciben el dinero como un “mal necesario” y tienen una percepción negativa y precavida sobre el mismo. A su vez, son plenamente conscientes de que el dinero les ofrece la posibilidad de  “dignificarse”.

Las mujeres que apoya  la FMBBVA  ven en el emprendimiento una forma de obtener ingresos, de ganar autonomía  y de desligarse de la dependencia económica de terceros. Entre sus motivaciones están: tener una casa propia o mejorar la que tienen y, por supuesto, lograr una educación y un futuro mejor para sus hijos.

Las entidades financieras pueden  facilitar, y cambiar, la relación con el dinero y las finanzas que tienen muchas mujeres si empiezan a poner las necesidades de las emprendedoras en el centro. En la FMBBVA  diseñamos contenidos de educación financiera con enfoque de género que se combinan con las competencias e historias de vida de las emprendedoras a las que apoyamos. De esta forma conseguimos que les resulten prácticos y breves. Somos conscientes de las limitaciones de tiempo que tienen para formarse.  El desafío es  “desmontar” algunas de las creencias y prejuicios que tienen sobre las finanzas.

⇒ Las normas culturales y sociales de género

En América Latina, siguen existiendo convenciones sociales sobre el rol de la mujer y su papel en la economía que están condicionando el nivel de inclusión financiera y la participación de las mujeres en actividades económicas.

Las mujeres dedican hasta 3 veces más tiempo a tareas, domésticas y de cuidados,  no remuneradas.  De hecho, la discriminación en la familia es la que es más elevada, de acuerdo al último informe Normas sociales y legales discriminatorias de género de la OCDE.

A menudo son prejuicios como que  “los niños sufren cuando la mujer trabaja fuera de casa” (el 56% de la población encuestada lo cree) o que “cuando el empleo escasea, los hombres tienen más derecho al mismo” (¡el 45% del total está de acuerdo con la esta afirmación!) junto con otras prácticas legales como permitir el matrimonio infantil, las que inciden muy negativamente en la participación de la mujer en la economía.

En América Latina,  son ellas las que realizan el 80% del trabajo de cuidados y de tareas domésticas, el 60% de las mujeres con hijos menores de 15 años no participan en el mercado laboral (CEPAL, 2023).

En la Fundación Microfinanzas BBVA, vemos como muchas mujeres emprenden a escondidas de sus parejas porque está “mal visto”  que tengan dinero propio y sean independientes económicamente. Quizás porque esto cuestiona el “rol de proveedor” de sus maridos o porque acceder a recursos hace que las mujeres empiecen a tener poder de decisión.

Conscientes de esto, en los programas de formación también tratamos cuestiones como los roles de género y familia, habilidades de autoconocimiento y liderazgo, el manejo de conflictos, o la comunicación asertiva, entre otros. Creemos y confiamos en ellas y en su potencial y capacidad para sacar adelante sus emprendimientos y tomar buenas decisiones financieras. Las acompañamos en este camino que, a menudo es de autoconfianza y de cambio de percepción sobre sí mismas y su valor en la familia y en la sociedad.

Otras veces, lo que encontramos es que si bien ellas tienen acceso a ingresos, siguen siendo ellos quienes toman las principales decisiones de inversión en el hogar, quizás porque implícitamente muchas siguen pensando que las finanzas son un ámbito masculino.  Brindarles educación financiera para romper estas creencias y que puedan gestionar sus propias finanzas es esencial.

 La tecnología, la gran aliada y el gran obstáculo

Hemos visto cómo las mujeres enfrentan obstáculos a la hora de emprender, de relacionarse con el dinero o romper patrones socioculturales, que también se trasladan al ecosistema digital y limitan el acceso, uso y apropiación de las tecnologías. Algo que restringe sus oportunidades económicas y de conocimiento, reduce la resiliencia de sus negocios en situaciones de crisis y pueden ser fuente de exclusión social.

Entre los 2.600 millones de personas no conectadas a nivel mundial, están: las que tienen menores niveles educativos, ingresos más bajos, viven en zonas rurales, tienen más edad, ¡y las mujeres! 

En América Latina 4 de cada 10 mujeres de la región no están conectadas y/o no pueden costear la conectividad (89 millones de mujeres según CEPAL). Además, 65 millones de mujeres no usan internet  móvil, que es la principal vía de conexión en los países en desarrollo (GSMA 2021).

La falta de recursos económicos es el principal factor más para explicar la brecha digital de género pues el coste de la tecnología es un obstáculo para la mitad de ellas.  Las mujeres disponen de menos dispositivos y tienen más restricciones de conectividad: peor conexión a internet, rezago de conexión a banda ancha , carencia de smartphones o de datos suficientes.

Además, muchas no cuentan con las habilidades digitales necesarias para usar sus móviles, computadores o tablets. En LAC, el 35% de las mujeres reportaron no saber usar un teléfono móvil inteligente y el 40%  no sabían utilizar internet (CEPAL). De hecho, las mujeres y las niñas tienen un 25% menos de probabilidades de conseguir las habilidades digitales necesarias para usar la tecnología y acceder a servicios digitales financieros, de comercio online, agrotech, salud…

Esto hace que las mujeres también hagan un uso muy restringido de la tecnología en sus emprendimientos y mientras el 40% de los hombres utiliza internet para promocionar su negocio, sólo el 23% de las mujeres lo hace.

Sabemos que la digitalización ofrece oportunidades únicas para empoderar a las mujeres. Por ejemplo, les permite vender online, incrementando el acceso a nuevos mercados e ingresos. También facilita la inclusión financiera puesto que muchas empiezan a tener una cuenta, ahorrar, tomar créditos para sus negocios o realizar pagos  desde su hogar o negocio.   La reducción de la brecha digital  facilita el acceso a servicios financieros, que es clave para potenciar los emprendimientos de mujeres.

En la FMBBVA tenemos como objetivo disminuir la brecha digital con el fin de promover la inclusión financiera y no financiera entre la población vulnerable y excluida de estos servicios. Por eso estamos evolucionando nuestro modelo de banca relacional integrando la tecnología con apps para nuestros asesores, corresponsales y clientes. 

A su vez, establecemos  alianzas con operadores de telefonía móvil para ofrecer internet, contamos con plataformas de capacitación digital, abiertas y gratuitas,  formamos en  habilidades digitales a 90.000 personas  en 2022, y también en e-commerce y alfabetización digital.  Además, en nuestras esquinas digitales  ofrecemos conocimientos básicos para el manejo de nuestras aplicaciones de banca móvil.

Sin embargo,  queremos ir más allá con la creación de una comunidad emprendedora digital donde podamos ofrecer formación, acceso a vitrinas digitales y redes de networking así como realizar pagos digitales que les permita impulsar sus negocios de forma integral.

Los desafíos a los que se enfrentan las mujeres emprendedoras son múltiples a la hora de iniciar y sostener su actividad, relacionarse con el dinero, romper las normas sociales o digitalizar sus negocios.

La Fundación Microfinanzas BBVA está comprometida con las mujeres,  apostando por ellas y apoyándolas en la superación de todos los obstáculos, presentes y futuros, que estén en su camino. A través de su inclusión financiera y digital  contribuimos  al desarrollo de sus entornos, de  sus países y por qué no del mundo.

Laura Fernández Lord

Laura Fernández es responsable de Sostenibilidad y Empoderamiento de la Mujer en la Fundación Microfinanzas BBVA.

Es licenciada en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales (M.A.) por la School of Advanced International Studies, Johns Hopkins University, es Coach ACTP y graduada del Proyecto Promociona de ESADE.

Antes de incorporarse a la Fundación, desarrolló su trayectoria profesional en el sector de la cooperación al desarrollo, trabajando 10 años en distintas entidades como la Fundación Lealtad, la FAO, el Banco Interamericano de Desarrollo, la AECID o el Instituto Complutense de Relaciones Internacionales.

Ha participado como ponente en los principales foros de la mujer a nivel internacional en la Comisión del Estatus de la Mujer de las Naciones Unidas, la Conferencia Regional de la Mujer de CEPAL, la OCDE, el Encuentro Empresarial Iberoamericano.

1 Comentario

  1. Eva

    Muchas gracias por este artículo tan interesante! me encanta investigar sobre este tema!

    Responder

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