«La mujer nació para servir»

«La mujer nació para servir». Esa es una de las frases que, aunque no quiera reconocerlo, escuché una y otra vez de niña. Nací en Madrid en 1968, hija de padre cubano y madre española. La familia de mi madre era muy tradicional y religiosa, y hasta los 10 años, cuando nos trasladamos a EEUU para vivir con mis abuelos paternos recién exiliados de Cuba. Fui expuesta a este tipo de educación machista. No culpo a mis padres, ya que en aquellos tiempos lo normal era que la mujer se quedará en casa cuidando de los niños y que el hombre fuera el que trabajara y ganará un sueldo.
Al llegar a EEUU, en 1977, por primera vez empecé a ver diferentes formas de ver la vida. Conocí a mujeres extrovertidas y poderosas que trabajaban por cuenta propia y no necesitaban a un hombre. Me relacioné con personas de distintas nacionalidades, y poco a poco, mi mundo se abrió, y pensé que la libertad, mi libertad como mujer, podía ser una realidad. Sin embargo, creo que cuando de pequeña aprendes o vives ciertas cosas, aunque lo rechaces de adulta, se quedan dentro de ti como parte de tu ADN y son difíciles de dejar atrás.
Es cierto que hasta que me casé, a los 29 años, fui una mujer con mucha libertad. Fui bailarina de ballet, estudié una carrera universitaria, salía con mis amigas de fiesta y tuve muchos novios y amantes; en fin, viví como si no hubiera un mañana. Pero algo dentro de mí no se sentía bien consigo mismo, me sentía culpable y como si estuviera viviendo de una manera que no era la correcta (aquí es cuando mi pasado empezaba a atormentarme). Me casé con un director/productor musical que viajaba mucho. Los primeros 5 años de nuestro matrimonio trabajaba felizmente o viajaba con él durante algunas de sus giras, pero entonces llegaron mis hijos.
«Como yo, hay miles de mujeres que apartan sus sueños por sus maridos, hijos o padres. Mi labor desde ahora es visibilizar esta situación, normalizar la conciliación y motivar a todas esas mujeres en mi misma situación a seguir luchando por tener la libertad de elegir lo que quieren, lo que necesitan y lo que se merecen».
Primero nació mi hijo en 2001 y luego mi hija en 2004, y ahí todo cambió. Ahora la prioridad eran mis hijos. Mi marido me dijo que él no iba a parar su ritmo de viajes y trabajo, y que como él era el que ganaba más, a mí me tocaba el cuidado de nuestros hijos y que debería estar agradecida. Agradecida estaba por mis hijos, pero yo también quería seguir con mi carrera profesional, ir a mis clases de ballet, seguir estudiando y aprendiendo nuevos temas. Por lo tanto, si quería todas esas cosas, necesitaría hacerlo todo yo sola. Y así fue.
En EEUU solo te dan 6 semanas de descanso maternal, por lo que con 6 semanas tuve que dejar a mi hijo en una guardería en Los Ángeles a las 7 de la mañana para ir a trabajar y volver a recogerlo a las 7 de la tarde. El primer día que lo dejé no pude parar de llorar y recuerdo que la cuidadora me abrazó y me dijo: «Vete tranquila, cuidaremos de él».
Mi corazón estaba roto en dos, la libertad que siempre soñé se escondía detrás del amor que sentía por esta pequeña criatura. Así pasaron 2 años y en 2004 nació mi hija. Mi marido seguía viajando por todo el mundo y me vi en una situación de la cual no sabía cómo iba a poder salir.
El cielo se abrió cuando a mi marido le ofrecieron una oportunidad de trabajo en unos estudios de cine recién estrenados en Alicante y me preguntó si estaba dispuesta a volver a mi tierra natal. Al principio dije que NO, pero mi madre vivía en Madrid ya que volvió después de su divorcio con mi padre y pensé que tendría un apoyo y que así tendría la oportunidad de poder seguir mi carrera profesional.
Llegamos a Alicante en febrero de 2005. Mi hijo tenía 3 años y mi hija días de cumplir 1 año. Recuerdo sentir emoción y miedo al aterrizar, sabiendo que volvía a un país que era mío pero que llevaba muchos años sin habitar en él. Mi español no era perfecto, y tendría que empezar de cero. Los primeros años fueron muy duros, mi marido se dio cuenta de que España no era para él y continuó con sus viajes, dejándome sola. Me dediqué a cuidar de mis hijos, y una vez más, aparqué mis sueños.
Cuando ya vi que mis hijos estaban adaptados a un nuevo país y que estaban integrados en el colegio, supe que era mi momento. Empecé a buscar trabajo y tuve la suerte de poder entrar a trabajar en una empresa internacional como responsable de RRPP y Marketing. Aquí es donde realmente arranca esta historia, porque aquí es donde empieza mi batalla con la conciliación. Todo lo que os he contado hasta ahora ha sido para poneros en situación, para que entendierais de dónde vengo y a dónde he querido ir.

Pedí poder tener un horario flexible para poder llegar a tiempo a recoger a mis hijos del colegio. Al principio, aceptaron, y por un par de años pude hacerlo, pero conforme mi puesto cambió y empecé a tener más responsabilidad, me pidieron (exigieron) que trabajara mi jornada completa y viajara. Esto lo hice teniendo que contratar a una chica que me ayudara con el cuidado de mis hijos.
En 2014 me separé y ese mismo año mi hijo empezaba el instituto, tenía 11 años y saldría sobre las 2 de la tarde y estaría solo en casa hasta que yo llegara. Tuve que tomar una de las decisiones más difíciles de mi carrera, pero decidí dejar mi trabajo, mis hijos me necesitaban más que nunca.
No pude quedarme quieta mucho tiempo y comencé un Máster de E-Commerce. Creé mi propia empresa de Marketing Online. De esta manera, podía compaginar y conciliar mi vida familiar y laboral. Todo iba bien, pero como todos los autónomos saben, no todo es tan fácil y, sola a cargo de dos hijos sin muchos ingresos, tuve que empezar a valorar otras opciones de trabajo.
Empecé a trabajar en una empresa como Directora de Marketing y pensé que todo iría rodado hasta que diagnosticaron a mi madre con Alzheimer y tuve que traerla a vivir con nosotros de Madrid a Alicante. Una vez más me vi en la situación de cuidadora y pedí poder trabajar en remoto, pero me lo denegaron y a los 3 meses me despidieron.
Estuve algún tiempo desempleada, pero pronto encontré otro trabajo como Directora de Comunicación. Desde el principio fui honesta con respecto a la necesidad de flexibilidad de horario debido a la situación de mi madre y me dijeron que no habría problema. Sin embargo, cuando la situación de mi madre empeoró y pedí trabajar 100% en remoto, me lo denegaron y al cabo de un mes… Sí, ya sabéis lo que pasó.
Este es un breve resumen de mi vida, y sé que, como yo, hay miles de mujeres que apartan sus sueños por sus maridos, hijos o padres. Mi labor desde ahora es visibilizar esta situación, normalizar la conciliación y motivar a todas esas mujeres en mi misma situación a seguir luchando por tener la libertad de elegir lo que quieren, lo que necesitan y lo que se merecen.

Nuria Pendás Soria
Nací en Madrid, pero a los 10 años emigré con mi familia a Estados Unidos, donde viví más de 25 años en diversas ciudades como New Jersey, Miami y Los Ángeles.
Desde temprana edad, mi pasión por el ballet clásico me llevó a dedicarme a esta disciplina y, aunque posteriormente cambié de rumbo, esa pasión siempre me acompañó.
En Estados Unidos, estudié Empresariales y trabajé durante más de 20 años en el sector Retail. Sin embargo, en 2005, decidí regresar a España junto a mi marido e hijos para comenzar una nueva aventura. En 2013 me enfrenté a un nuevo desafío al divorciarme y convertirme en madre soltera de dos hijos adolescentes.
Mi espíritu emprendedor me ha llevado a reinventarme una y otra vez. En España descubrí una nueva pasión por la comunicación y realicé un Master en E-Commerce, abriendo así nuevas puertas en mi vida profesional.
En la actualidad, vivo en Alicante y compagino el cuidado de mi madre, que padece Alzheimer, con el asesoramiento personalizado a mujeres que desean abrir su paso al mundo digital. Aprovecho mi tiempo libre para escribir E-Books sobre mi vida y experiencias que se pueden encontrar en Amazon.
Para conocer más detalles sobre mi trayectoria profesional, puedes visitar mi web https://www.nuriapendas.com/y para descubrir más sobre mi vida personal, os invito a visitar mi blog https://nuricoco.com/, donde redacto varias crónicas de mi día a día.
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