Cambio Climático y la transformación de nuestros hábitos

Fuente: Tim Mossholder (Unsplash)

Leyendo un artículo descargable de dominio público de la organización Oxfam, con la cual colaboro desde hace años apadrinando, leo temas que me resultan muy familiares para afrontar al cambio climático, entendiendo qué es, cómo lo combatimos y en qué nos impacta. Me oirán sin cansancio decir que la lucha contra el cambio climático no es una cuestión solamente de grandes empresas o de gobiernos, sino que individualmente y desde nuestro m2 podemos actuar y responsabilizarnos de nuestra cuota parte.

La lucha individual contra el cambio climático es la acción cívica más generosa, democrática, plural y global que conozco. Todas y cada una de las decisiones que tomamos creyendo que son conscientes, han sido tomadas anteriormente en forma inconsciente. Simple, es la ley de la materialización de la energía. Algo así como una impresora 3D de decisiones en tomas de acción. Primero pensamos, luego actuamos.

Ahora bien, es correcto hablar de cambio climático? Efectivamente lo es si enfatizamos en que el cambio es natural e intrínseco a la evolución de la humanidad, pero sólo es climático? O se trata de un cambio evolutivo cuyo quit se encuentra en lo cultural y educativo? Sin educación no hay paraíso.

Las condiciones atmosféricas nos obligarán indefectiblemente a adaptarnos si estas se modifican naturalmente o por consecuencia de nuestros hábitos mal aprehendidos.

Gaia siempre nos retorna al eje del cual no debemos alejarnos y si lo hace nuestro libre albedrío, Madre Tierra aplicará las medidas correctivas necesarias y proporcionales a nuestros errores, aunque los fenómenos climáticos se vuelvan extremos, desaparezcan civilizaciones, geografías, varíen los materiales para la producción, las fuentes energéticas, nuestras formas de consumo y de cómo tomamos las decisiones para el crecimiento socioeconómico sin afectar al medio ambiente, al ecosistema donde el hombre se desenvuelve.

Un aliciente: nuestra mente está programada para la supervivencia, asique cada individuo, tarde más o menos que el resto, podrá adaptarse a cualquier tipo de cambio.

A nuestra generación le corresponde instaurar hábitos verdes, sustentables y netamente biológicos. Ni mejores ni peores, solo genuinos. Con innovación, tecnología y sin ir en detrimento de nuestro bienestar, más bien lo contrario, se trata de una oportunidad histórica para elegir hacer las cosas bien, rectificarnos y aumentar la calidad de vida de las personas que están por debajo de los índices de dignidad.

¿La transformación evolutiva es completamente mala o amenazante?

¿Por qué pensamos que una transformación evolutiva es completamente mala o amenazante? ¿Será que nos ayuda a mejorar nuestras sociedades? ¿Será que es necesario para nuestra evolución cívica? ¿Será negativa con respecto a qué? ¿Y si es menos malo que lo bueno conocido? ¿O es una adaptación más por la supervivencia solo de algunas especies, entre ellas, la nuestra, y lo que viene es mejor y no lo sabemos porque requiere de un esfuerzo extrasensorial y material de nuestra parte como los individuos que somos hoy? ¿Y si la Naturaleza sabiamente así nos lo requiere, será que lo necesitaremos para la nueva composición energética de un futuro no muy lejano?

Reflexionemos juntos, no puedo saber a ciencia cierta qué sucederá, me ataño a los 17 ODS de la ONU como hoja de ruta pero intuyo fuertemente que sin juzgar su benevolencia o malignidad, el cambio climático era y es cíclico, naturalmente requerido por fuerzas universales que acatamos, contexto en el cual nuestra función radica en adaptarnos antes que el colapso nos avasalle. Allí radica el desafío natural y nuestra responsabilidad, es decir, nuestra habilidad para responder a las circunstancias y al entorno.

Cierto es que la humanidad sobrevive y evoluciona, queda el más sano, resiliente, aquellos que entendieron las leyes universales, que buscan colectivamente superar los obstáculos definidos por poseer una mente sustentable que los escuda para salir adelante.

Podemos mencionar entonces los tres cambios individuales más relevantes para luchar frente a la revolución del clima, a una transformación evolutiva que ya comenzó. El primer cambio de hábito recomendado es entender cómo funciona una mente sustentable y ponerla en acción, tanto a nuestro favor, como en beneficio de la sociedad global.

A partir de reprogramarnos o “concientizarnos”, comprenderemos qué aspectos debemos incorporar para poner en marcha una nueva estructura de hábitos mecánicos que contribuirán a una transformación del paradigma global.

Fuente: Marc Schulte / Unsplash

¿Por dónde empezamos?

Ahora bien, ¿por dónde empezamos? Si la misma definición de cambio climático está dada por causas naturales precipitadas por las decisiones humanas (el hombre es una especie natural más sumado a que “el hombre es el hombre y sus circunstancias”), si luego es el hombre quien elige erróneamente un hábito con preferencia a otro, es también una elección natural, por propiedades matemáticas y lógicas, se llama universalmente, libre albedrío.

Por ende, no es un fallo en la evolución natural, es la orientación del libre albedrío de la mayoría global, cuyas elecciones como raza humana, respecto a su sistema de creencias, determina esa evolución y, al hombre ser otro elemento natural, se asume un cambio eco-lógico y energético definido por las elecciones del sistema de creencias de la mayoría. En síntesis, es un cambio natural guiado culturalmente, donde nos toca a cada uno hacer algo, por más mínimo que nos parezca o nos sintamos solos peleando con un escarbadientes.

Fuente: Hello I’m Nik (Unsplash)

Claro que es amenazador para toda la humanidad si la mayoría elige producir y consumir equivocadamente o con un sistema ya obsoleto. Es una ley universal de causa y efecto y carga energética de la mayoría, sea buena o mala dicha carga, gana la mayor proporción, y luego sus impactos, sin subjetividad. Ahora bien, otra vez la mayoría establece que el cambio climático es malo para todos, pero no reconoce que produce y consume mediante malos hábitos o programas aprehendidos o los considera, pero tarda en modificarlos.

Las mayorías se establecen por comodidad. Es más fácil copiar que probar algo nuevo, es más seguro para la mente, buscar la prueba que reconforta su sistema de creencias, aunque esté mal aprendido o distorsionado. Nada se cuestiona y se busca la responsabilidad en una comunidad global, cuando esto tampoco es correcto. Las masas históricamente se equivocan y se trata de cambios cíclicos. Todo en la Naturaleza se refiere a ciclos, como principios gestacionales. A nuestra generación le corresponde instaurar hábitos verdes, sustentables y netamente biológicos. Ni mejores ni peores, solo genuinos. Con innovación, tecnología y sin ir en detrimento de nuestro bienestar, más bien lo contrario, se trata de una oportunidad histórica para elegir hacer las cosas bien, rectificarnos y aumentar la calidad de vida de las personas que están por debajo de los índices de dignidad.

Otro hábito a transmutar es el cambio nutricional. Ya no necesitaremos algunos alimentos. El organismo no necesita nutrirse de todo lo que es comestible, simplemente por el hecho de que no todo comestible es un nutriente. Aquí radica el mayor de los esfuerzos y el más básico. Es trascendental. Lleva una media de 15 años normalmente, asique esta desintoxicación bajo el advenimiento de un colapso global, es inminente y tendrá que llevarse a cabo en el corto plazo. Se trata del primer escalón de varios más si queremos ser conscientes de nuestro paso por esta vida. La forma de alimentarnos también evolucionará. Así como estamos, ya no se puede seguir, uno de los aspectos cruciales que nos toca dominar lo antes posible.

El tercer cambio de hábito se relaciona con vivir una vida con propósito. Descubrir y seguir nuestro lei motiv es determinante en el nuevo paradigma. Nacimos para servir. Ser consecuentes y reflexivos sobre nuestro fin último y dar luz a nuestro entorno.

Es una obviedad bíblica que los más damnificados serán los que menos tienen. Es una cuestión energética. No obstante, nadie se esfuerza, nadie se somete a desafiarse a sí mismo, exponiéndose a complicaciones y obstáculos para la evolución de la comunidad global. Es más fácil que lo hagan otros por nosotros y así no vamos a encontrar soluciones. Justamente, veo lo contrario. Hay que ser protagonistas, actores del cambio. Hacedores o “doers”, agentes de cambio hacia el nuevo paradigma basado en una sostenibilidad genuina y comprometidos.

No se puede hablar de Sostenibilidad en un contexto donde la mayoría no se responsabiliza. No lo tenemos fácil, pero los imposibles no existen. Tenemos las soluciones y las guías prácticas para un cambio posible y justo. El que lo hace bien debería de ser el ejemplo, gozar de beneficios comunes, bonificaciones, exenciones tributarias, acceso a créditos, reconocimientos y lograr utilizar al estado lo mínimo posible. Estamos en ello, te sumas?

Guadalupe Campos

Guadalupe es argentina y española, flamante embajadora de los Premios Latinoamérica Verde, Agente de Desarrollo Local, Licenciada en Turismo, Magister en Empresas Sostenibles, Auditora de Calidad, RRPP, emprendedora nata y Mérito Ciudadano de la ciudad de Mar del Plata por haber ganado un proyecto de cooperación al desarrollo en el año 2002 muy importante para dicha ciudad, llamado BIBLOS. Este hecho y la obtención de una plaza becada en la Universidad de  las Islas Baleares la llevó a radicarse en Palma de Mallorca, durante 17 años, donde efectuó cursos de Mindfullness, PNL, Coaching avanzado en Academias Alemanas y un Máster en Analítica Web.

Ecocenter Agencia de EcoDesarrollo se ha convertido en su Lei Motiv, con la convicción de mostrar un modelo de reactivación socioeconómico basado en la sostenibilidad como método para moderar el potencial del ser humano y su impacto en el progreso de la sociedad a la que le debe su misión, visión y elemento.

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