El mundo está patas arriba

El mundo está patas arriba.

Presente…

Y pasó la pandemia, y salimos de casa asustados y, a la vez, esperanzados.

Y llegó la crisis de los contenedores, la de la logística y la de la escasez de las materias primas.

Y pareció que la guerra solo sería un momento. Y que volveríamos a lo de antes. Aunque un “antes» que  multiplicó su precio por dos, por tres o por cuatro.

Y un verano que duró una eternidad y un otoño sin el placer de calentar tus manos entre el embriagador perfume de las castañas.

Y su dinero es más caro, pero el nuestro cada vez menos.

Y, con la desfachatez de quien se cree por encima del bien y del mal, enviaron despidos por correo electrónico. Y de tantos, te advirtieron que revisaras tu SPAM por si los proveedores lo habían entendido bien: “esto es correo basura”.

“Facing the Age of Chaos”
Jamais Cascio

Hace unos 100.000 años ocurrieron dos hechos que marcaron nuestra existencia presente: la casi extinción y el “nacimiento” del cerebro nuevo.

Fuente: Joshua Hoehne (Unsplash)

 

 

Apenas 20.000 individuos supervivientes fueron los encargados de la  pervivencia de nuestra especie. Poco más de 20.000 nuevos cerebros fueron los responsables de diseñar las bases de nuestro futuro.

Futuro…

Vagabundear por el desconocido mundo de las infinitas posibilidades. Emprender el camino de la imaginación con unos pocos millones de neuronas y dos pulgares oponibles. Dominar el medio y los elementos cargados con la consciencia  que nos permite elegir

 Futuro…

 “El futuro es donde la gente puede abandonar sus intereses inmediatos y pensar en nuevas posibilidades, nuevas circunscripciones, cosas que hoy pueden resultar impensables.”

Marina Gorbis

Directora Ejecutiva, IFTF

Posibilidad…

El futuro de la posibilidad se muestra testarudo ante el presente de la necesidad.

No quiere mirar atrás, como cuando abandonamos el Edén y nos adentramos en la inhóspita sabana. Y le dijimos adiós para recorrer senderos nunca recorridos. Y nos empujamos un poco más lejos, un poco más lejos todavía…

Pero a cada paso, llega de nuevo el presente. Y le damos un nombre, ahora VUCA, ahora BANI, ahora…Pero no nos gusta el presente…

El presente es un vestido nuevo, ya pasado de moda. Es la etiqueta abandonada en cualquier rincón. La promesa incumplida de una moda que ya no existe. De un cuerpo que pierde forma y gana kilos. El presente aprieta las costuras.

Y nos prometemos un futuro mejor. Y nos dejamos arrastrar, como Ulises, por los cantos de sirenas aún por conocer. Y nos volvemos sordos, mudos y ciegos ante un presente que es ya pasado. Y nos juramos que “hoy no”, pero mañana seguro. El futuro no aprieta.

Y nos olvidamos que sin nuestro hoy, nuestro presente, nuestro “aquí y ahora”, nuestro futuro es solo eso: la esperanza de un futuro.

Y cerramos los ojos ante la desesperanza, la ansiedad, lo incomprensible, la complejidad, lo insoportable, la injusticia, el miedo, la incertidumbre, el fracaso… Buscando la fórmula mágica de la esperanza, la felicidad, el éxito y la justicia.

Y acuñamos nuevos conceptos, brillantes, alegres, juguetones… Y les llamamos empatía, resiliencia, colaboración, impulso, motivación, escucha, comprensión…con la esperanza que, de solo nombrarlos, las nubes negras de nuestro presente se desvanezcan ante el poder de un sol solo imaginado.

Y nos acostamos con el sabor amargo de no ser lo suficientemente buenas, de no hacerlo lo suficientemente bien….El amargo sabor de la insuficiencia

Y le pedimos al futuro tiempo suficiente. Y se ríe burlón y entre carcajadas te pregunta:

¿Por qué mañana sí? ¿Qué me prometes para concederte un día más?

Y le contestas:

Mañana cambiaré, lo haré mejor. Solo necesito tiempo para olvidar. Solo necesito el tiempo que tú tienes. La posibilidad de la posibilidad.

La posibilidad de olvidar, de dejarlo todo atrás. La posibilidad del borrón y cuenta nueva. La posibilidad de futuro y, quizá, la posibilidad de un futuro mejor.

Hace 100.000 años, nuestros ancestros, con unos pocos millones de neuronas más y dos pulgares oponibles, fueron capaces de transformar su presente y diseñar su futuro. Su mente imaginó el arquetipo, sus manos lo crearon y lo más sorprendente fue que la creación era espejo de la imaginación.

Y ahora….

Necesidad…

Cada vez menos futuro y más presente. El tiempo apremia.

Parece que a cada pequeño paso hacia delante, dos grandes zancadas se dan de bruces con un presente incontestable, incorregible, inmoral, insaciable…

Parece que estamos en “El fin de la historia y el último hombre”, pero de un modo distinto al que imaginó Fukuyama.

«El fin de la historia significaría el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas»

 

La ética de la ciencia y la economía han vendido su alma a un mercado voraz que consume y nos consume. Un mercado que solo quiere convertirnos en adictos del MÁS. Que cuenta sus victorias por víctimas. Que engulle y escupe.

Y seguimos corriendo, con la extraña sensación de que el final está cerca. Que “hoy no”, pero mañana saldremos de este presente. Hacia delante, hacia delante…

Y nos volvemos a hacer promesas, que aplazamos porque necesitamos tiempo. Tiempo para ordenar, entender, dirigir y digerir. Tiempo para comprender, compartir, conectar, colaborar…

Hace 100.000 años, la especie Sapiens emprendió el camino de la pervivencia y el dominio del mundo. Cargados con un pequeño cerebro y dos pulgares oponibles, convirtieron la necesidad en oportunidad. Y nosotras?

Consciencia, igualdad, inclusión, oportunidad, colaboración, paridad…que no sean conceptos intangibles. Démosles contenido, forma, acción, cambio, tacto, color…Al mejor de los futuros.

Yo Creo en un Mundo Mejor

Anónimo

Marta Fernandez de Arroyabe Mas

Máster coaching y liderazgo UB, Certificada Sales Coach CIE, Postgrado Neuromanagement KU. Humanista y ADE.

Como buena barcelonesa llevo el comercio en mis venas. He trabajado en el sector desde que tengo conciencia. En grandes empresas, en mis propios negocios, aquí y en el extranjero. Como humanista traigo, la perspectiva, la curiosidad y la pasión por la voluntad humana de crear. Como empresaria, la constancia, la lucidez de las cifras y, a veces, la desesperación. Como neurocoach, la voluntad de acompañarte y creer firmemente que puedes alcanzar tus anhelos más profundos. Mi correo: coreografies@gmail.com

Puedes leerme en este enlace: mfda

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