Historias de Emprendedoras de Pro Mujer
«En América Latina y el Caribe sólo el 49% de las mujeres tienen una cuenta bancaria, el 11% ahorra y el 10% dispone de crédito (CAF).
«La banca comunal es un modelo de financiamiento basado en la colaboración, la confianza y el apoyo mutuo, que busca subsanar estas barreras mediante la creación de asociaciones de crédito y ahorro entre miembros de una comunidad.
«En este sistema, mujeres que habitan en la misma área geográfica se reúnen regularmente para ahorrar dinero, tomar préstamos y brindarse apoyo financiero entre sí.
«Estos servicios son administrados por mujeres del grupo y no requieren garantías económicas ni avales reales. Este modelo se enfoca en proporcionar estos servicios a mujeres con dificultades para acceder a servicios bancarios tradicionales debido a la falta de historial crediticio, garantías o ingresos estables».
«La banca comunal juega un papel importante en América Latina porque brinda a los sectores más vulnerables la oportunidad de acumular y administrar recursos.
«En un continente donde la mayoría de las comunidades depende del comercio local para crear empleos y oportunidades que contribuyan al desarrollo económico y donde las mujeres experimentan condiciones desiguales en términos de empleo y acceso a bancas tradicionales, priorizar a los sectores más desatendidos es una necesidad. Al proporcionar apoyo mutuo y financiar pequeños emprendimientos y proyectos locales, la banca comunal ayuda a reducir la pobreza y permite que las personas inviertan en sus negocios, ahorren para el futuro y superen situaciones financieras difíciles».
Pro Mujer nos trae las historias de 4 mujeres emprendedoras de la región que gracias a la banca comunal han desarrollado sus negocios.
Cristina Martínez Olmos:
«También somos capaces de facturar e impulsar un negocio»
Cristina Martínez Olmos, tiene 54 años y reside en Oaxaca, México. Es dueña de un taller de barro familiar con más de 30 años de historia, donde realizan todo tipo de trabajos artesanales.
La pasión por la alfarería comenzó con el suegro de Cristina, quien pasó más de 80 años de su vida realizando trabajos con barro. Él se encargó de enseñarle todos sus saberes a su hijo, y él a los propios. Hace unos años, el suegro y el esposo de Cristina fallecieron, pero dejaron su legado latente en el hijo de la pareja, quien hoy en día trabaja en el taller.
“Si bien las mujeres muchas veces tenemos que hacer las tareas del hogar, también somos capaces de facturar e impulsar un negocio. Podemos producir dinero y ayudar”.
Ella llegó a Pro Mujer luego de que el municipio de su estado invitara a productoras a participar de una capacitación. “Me gustó mucho, me da muchas esperanzas” comenta Cristina. Gracias al encuentro, logró perderle el miedo a la tecnología y redes sociales, esenciales para promocionar su negocio. Además, aprendió a manejar las finanzas de manera eficiente, detectar gastos, ganancias y cómo aumentar sus ahorros.
“Pro Mujer me dio ánimos, confianza y esperanza. Me ayudó a valorarme a mí misma. Mi familia siempre valoró más a los hombres, ya que eran quienes debían mantener a las familias. Las mujeres no tenían el permiso de estudiar, dado que estarían bajo el ala del varón. Esto me hizo sentir inferior por gran parte de mi vida, pero creciendo me di cuenta que las mujeres somos fuertes, inteligentes y creativas”.
En un futuro, sueña con que su taller se expanda, sea reconocido y produzca aún más. “El taller será heredado por mis hijos y me encantaría hacerlo crecer para que ellos puedan disfrutarlo”.

María del Carmen Bustamante:
«Nunca tuve barreras por ser mujer, porque yo nunca me condicioné»
María del Carmen Bustamante, nacida y criada en Tumbaya, provincia de Jujuy, Argentina, tiene 57 años y posee su propio emprendimiento centrado en la venta de velas, promesas, café y un pequeño hospedaje.
“Tumbaya está ubicado a 32 km. de la capital de Jujuy, San Salvador de Jujuy. Nuestra iglesia de más de 200 años es un monumento histórico, y viven unas 300 personas. El pueblo pasa desapercibido, pero las personas que llegan se encuentran con este hermoso paisaje”. Ella cuenta que las mujeres de su pueblo son muy valientes y trabajadoras, “se buscan el centavo”. La mayoría trabaja en la municipalidad y/o la escuela, y cada vez ganan más terreno.
María del Carmen comenta que las velas y las promesas son compradas por los turistas y peregrinos que vienen a pedirle a la virgen de la iglesia Punta Corral. “Las promesas son una especie de pedido que las personas le hacen a la virgen. Piden por sanación, por dolencias. Las velas también cumplen ese propósito. El peregrino se la pasa por el cuerpo y le pide a la virgen para sanación”.
Además, María del Carmen se encarga de la atención en su hospedaje. Este cuenta con 3 cuartos, camas individuales y baño compartido. “Construí el hospedaje junto a mi esposo, en un terreno que mis padres dejaron. De a poquito y con ganas, va creciendo”.
Ella cuenta que lo que más le gusta es su relación con los clientes, turistas y las personas del pueblo, “valoro la relación que tengo con ellos”.
La Familia de María del Carmen está constituida por su esposo y dos hijos, quienes residen en San Salvador de Jujuy durante la semana, ya que uno de ellos es profesor de educación física allí y el otro está estudiando. Su esposo es jubilado, y ella es jubilada docente.
María del Carmen llegó a Pro Mujer en el 2009, invitada por una hermana de San Salvador de Jujuy. “Empecé con un crédito de AR$300, créditos semanales para pagar. Ahora estamos en un ciclo 30. 30 veces pedí un crédito y siempre cumplí, algo que me hace sentir bien”.
Además, ha utilizado las capacitaciones de Pro Mujer: “Me capacité en el Hotel Sheraton y pude implementar muchos consejos que aprendí allí. Aprendimos sobre atención al cliente, economía, gastos, manejo del hotel y emprendimientos. A su vez, las chicas que participaron compartieron sus experiencias y uno toma de todo un poquito”. Pro Mujer también la ha ayudado y atendido en materia de salud.
La emprendedora asegura que Pro mujer la ayudó a valorarse, le dio seguridad y le aseguró que podía. “Me dio fuerza el saber que podía y que algo me respalda. Siempre fui bien atendida. Le diría a las mujeres que no bajen los brazos, que se acerquen a Pro Mujer porque ayuda a lograr lo que soñamos, no hay imposibles si uno tiene ganas”.
“Yo aquí empecé de cero y comencé mi emprendimiento con lo que tenía. Con los créditos, fui comprando materiales, y gracias a Pro Mujer logré hacer mi choza, así le digo yo”. Hoy, María del Carmen sueña con terminar la construcción y ver a sus hijos recibidos. “Mi problema en la vista no me va a vencer”, asegura María del Carmen, quien padece de astigmatismo desde los 22 años y córneas lastimadas.
“Nunca tuve barreras por ser mujer, porque yo nunca me condicioné. Mi mamá era la directora de la escuela, vendía comida y siempre nos enseñó a trabajar. Eso me sirvió para vencer cualquier barrera”.

Marilú Mux:
«Las claves del éxito son tener un producto innovador, la persistencia, las capacitaciones constantes»
» La guatemalteca Marilú Mux tiene 49 años y es propietaria de Lookys Gelatinas. Su emprendimiento nace durante el auge de COVID-19, hace 3 años, luego de quedarse sin trabajo. Esta pérdida y su necesidad la impulsaron a innovar y crear su propio negocio de gelatina.
A través de las capacitaciones de Pro Mujer, Marilú logró desarrollar sus habilidades y fortalecer su negocio. “Me gustó mucho la manera en que explican, de forma amigable y con el apoyo constante de las facilitadoras. Ellas te van guiando de la mano, están pendientes”.
“Gracias a Pro Mujer aprendí a administrar y controlar mis recursos y finanzas. Ese era mi talón de Aquiles. Me enseñaron a utilizar la tecnología para detectar mis gastos, hacer un plan de ahorro, etc.”.
Marilú cuenta que su mayor desafío siempre ha sido el delegar y confiar en las personas. Gracias a las capacitaciones, logró romper con esta barrera y trabajar en equipo. “Como emprendedora quiero hacerlo todo, pero sé que si no pienso como empresaria no voy a crecer”.
Entre sus principales miedos, detecta el no poder cubrir la demanda y no cumplir las expectativas del mercado.
“Las claves del éxito son: tener un producto innovador, la persistencia, las capacitaciones constantes”.
¿Por qué decidió emprender especialmente en ese negocio? «Primero fue quedarme sin empleo y querer hacer algo diferente y novedoso. Luego me di cuenta de la versatilidad de la gelatina y me gusta todo lo que se puede crear con ella, además de ser muy aceptada nutricionalmente y que se adapta a cualquier ingrediente que se quiera conjugar con ella. Pero al mismo tiempo eso ha sido una barrera porque en Guatemala no estábamos acostumbrados a consumir gelatina y menos usarla para fiestas de cumpleaños, no es lo tradicional, y poco creo que se está introduciendo».
Marilú nos cuenta de sus metas y cómo se ve en unos años…
«En este momento inicié una parte del negocio que le estoy llamando unidades móviles de gelatina; así como los carritos de helados yo deseo que en las calles puedan adquirir las gelatinas en un triciclo adaptado para llevar allí las gelatinas.
También los quiero comercializar como tipo microfranquicia a nivel nacional, para luego en un par de años pasar a realizar las franquicias formales.
«También estoy haciendo una nueva línea de free sugar, dieta Keto, como más especializadas con nueva imagen y presentación»
Un consejo para otras mujeres…
«Que se capaciten y enfoquen sus energías en investigar y aprender todo lo que lleva su emprendimiento para conocer bien lo que van a presentar ante los demás. Y paciencia y perseverancia».

Rina Torres:
«A las mujeres les aconsejo que intenten»
Rina Torres Vega sacó a las calles de Tarija su carrito de sandwiches hace 4 años.
Este emprendimiento, que lleva a cabo con la ayuda de su familia, quienes colaboran con las preparaciones diarias, logró despegar gracias al apoyo integral de Pro Mujer. “Pro Mujer ha sido una gran ayuda. Me brindó el crédito que necesitaba para emprender e hizo que cumpliera mis metas. Pro Mujer me dio la posibilidad de comprar los insumos y mi carrito”.
Si bien la pandemia la obligó a poner un freno a su negocio, la lucha, resiliencia y persistencia le permitieron salir adelante.
“Yo tengo 3 hijos. Estoy pasando un momento duro ya que mi hijo menor tiene un tumor en el cerebro. A pesar del dolor, hay que darle batalla. Como madre, tengo que ser una leona, seguir trabajando y salir adelante”. Rina cuenta que comenzó a emprender para estar más cerca de su hijo y poder cuidar de él.
Rina afirma que no se deja vencer por las adversidades. Ella lucha por su hijo y toda la familia.
Comenta que las bancas comunales son un punto de encuentro donde las mujeres comparten, se apoyan y son un soporte emocional. “Son todas muy amables, generosas”. A su vez, cuenta que ha participado de todas las capacitaciones que Pro Mujer ofrece, las cuales le permitieron conocer más sobre inversión, gastos, ganancias, etc.
“He participado en muchas capacitaciones, son muy buenas. Pude aplicar los conocimientos a mi emprendimiento”.
Pro Mujer le ha permitido acceder a servicios de salud accesibles, necesarios para avanzar con el tratamiento de su hijo enfermo. Este servicio apoya a Rina y a toda su familia.
Hoy, Rina sueña con tener su propia tienda y hacer crecer su negocio. “A futuro, me encantaría generar fuentes de trabajo para más personas”.
“A las mujeres les aconsejo que intenten. El primer paso que damos es sacrificado, pero el resultado es el comienzo de una nueva oportunidad de vida. A no rendirse y seguir adelante”.

Fuente:
Las fotos y los textos sobre las historias de estas 4 emprendedoras han sido suministrados por Pro Mujer
Pro mujer
“Pro Mujer es un proyecto de mujeres para mujeres que desde hace más de 33 años trabaja en América Latina. Un proyecto que ha impactado la vida de dos millones y medio de mujeres, ha prestado más de 10 millones de servicios de salud y bienestar y ha desembolsado más de 4.400 millones de dólares.
Una empresa social cuyo objetivo es que las mujeres alcancen su máximo potencial, puedan alcanzar sus objetivos, mejoren sus condiciones de vida y se conviertan ellas en agentes de cambio no solo para generar un cambio en sus propias vidas, sino también en su familia y en sus comunidades ”.

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Muchas gracias por este ARTÍCULO que motiva a que muchas mujeres pierdan el miedo y tenga una luz y esperaNza en lo que hacemos