Importancia de cuidar la salud de la mujer cuidadora

En la historia escrita de la humanidad, las mujeres han sido las grandes olvidadas; sin embargo, su aporte a la salud ha sido fundamental en la historia de todas las civilizaciones. Este artículo forma parte de un trabajo sobre el rol de la Mujer Cuidadora en la historia.

Segunda Parte

Desde la aparición de la primera “unidad familiar primaria» y que ha perdurado a través de la evolución biológico-histórica de las especies, la mujer ha sido un elemento imprescindible en la organización de la unidad familiar.

Dentro de ese núcleo, la familia, la mujer desempeña las funciones de concepción, gestación, parto, crianza y socialización del niño, así como de su salud física y mental.

Desde la gestación, la madre puede observar la evolución del proceso y colaborar en su adecuado desarrollo, vigilar estrechamente el periodo perinatal de su hijo, su crecimiento y desarrollo, detectando tempranamente cualquier alteración a su salud, administrar el tratamiento indicado y seguir la evolución del padecimiento, mantener relación estrecha con sus hijos en la juventud y encargarse de sus padres en la etapa de su senectud.

Las actividades de la mujer en la administración del hogar son también acciones de salud, como la limpieza en la preparación de los alimentos, las normas de higiene que inculque en los hijos y la educación en la prevención de enfermedades y accidentes.

“La salud es belleza y la más perfecta salud es la más perfecta belleza”
Wiliam Shenstone

La mujer no sólo interviene en las actividades propias del hogar, sino que en gran número de casos participa en el logro de los ingresos necesarios para el sustento familiar y su administración.

Aunque al principio la producción social global de la mujer era de escasa importancia, ésta se ha venido incrementando probablemente porque el estado ha asumido parte de sus actividades cotidianas, como son la educación, la prevención de las enfermedades y la atención a la salud.

Este incremento en la participación de las actividades productivas de la mujer la ha llevado a una situación semejante a la del hombre, como ha sucedido en las acciones de salud. Situación que debe hacerse relevante no sólo por las dificultades que ha tenido que vencer en algunas épocas de la historia, sino porque esta actividad no ha hecho que abandone las que tradicionalmente le han sido confiadas.

Al contrario, estas funciones las desarrolla más eficientemente a medida que aumenta su preparación.

Igualdad de Género en Salud

Igualdad de género en salud significa que “las mujeres y los hombres se encuentran en igualdad de condiciones para ejercer plenamente sus derechos y su potencial para estar sanos, contribuir al desarrollo sanitario y beneficiarse de los resultados” (OMS).

Equidad de género significa una “distribución justa de los beneficios, el poder, los recursos y las responsabilidades entre las mujeres y los hombres” (OMS). “Entre las mujeres y los hombres existen diferencias estructurales en su acceso a derechos como la educación, la política, la salud, el trabajo, el salario, entre otros ámbitos”, eso es Brecha de Género, según el diccionario. La brecha de género y autonomía “muestran la posición privilegiada de los hombres”.

En el concepto Jornada de Trabajo señala que las mujeres destinan 50.1 horas semanales al trabajo no remunerado de los hogares, mientras que los hombres dedican 17.6. La Ley Federal del Trabajo establece que una jornada máxima es de 40 horas semanales. Es evidente que “el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres la rebasa por más de 10 horas”.

Existen diferencias entre los hombres y las mujeres en cuanto a las necesidades en materia de salud, al acceso y al control de los recursos, y que estas diferencias deben abordarse con el fin de corregir desequilibrios.

Lograr la igualdad de género exige medidas concretas destinadas a eliminar las inequidades por género.

Realidad Demográfica de la Mujer Cuidadora

Como consecuencia del envejecimiento demográfico se ha incrementado el número de personas mayores afectadas por enfermedades crónicas que los hace dependientes. Esas personas mayores requieren la atención permanente del cuidador. En países como México, el 92% de las personas cuidadoras son mujeres, quienes no reciben remuneración alguna.

El rediseño de la estructura familiar de estos tiempos, es decir: familias reducidas, personas que viven solas, inserción en el mercado laboral de la mujer, familias sin hijos, etc., afecta notablemente la disponibilidad de parientes directos disponibles para la realización de cuidados.

En el largo plazo, las interrupciones laborales pueden limitar el valor de las pensiones o beneficios en su tiempo de retiro. En otros casos, implica renunciar a trabajos remunerados para poder realizar los cuidados, y las mujeres son quienes comúnmente renuncian ya que su salario suele ser el más bajo entre los ingresos familiares.

Las mujeres sufren más la tensión de ser cuidadoras en el hogar, asumir otras responsabilidades familiares, en paralelo con tener la necesidad de un trabajo remunerado.

Actualmente, las instituciones de salud tienden a reducir el tiempo de hospitalización. Por razones económicas dan de alta precozmente. En consecuencia, esto genera una fuerte presión para el cuidado ambulatorio. Esta estrategia se apoya en el cuidado que se le brindará al enfermo en casa, transfiriendo de esta manera la responsabilidad de la atención al ámbito doméstico.

Tradicionalmente y vinculado directamente con valores y asignación de roles familiares, el cuidado a la salud en el hogar se ha establecido como responsabilidad de la mujer. La atención recae mayormente sobre la mujer. El tiempo de dedicación y tipo de cuidados requeridos para el cuidado de enfermos, puede representar la interrupción de carreras profesionales, tiempo perdido de trabajo y, especialmente, pérdidas financieras.

Por otra parte, la emergencia sanitaria por la Covid-19 disparó la prevalencia de depresión en las mujeres a un 33 por ciento. No sólo por el coronavirus, sino también por lo vivido en el trabajo antes, durante y después de la pandemia en calidad de cuidadoras de sus familiares en sus hogares.

La depresión tiene distintas causas y la vida laboral es una de ellas. Los problemas en el trabajo “son un componente fundamental para que las personas se depriman”. Con la pandemia, la situación agravó en el contexto de las nuevas exigencias laborales durante pandemia, de la mano del clima laboral y el miedo a enfermarnos.

Los problemas asociados a los cuadros depresivos están vinculados a la situación laboral: acoso laboral, jornadas de trabajo excesivas en horas, conflictos con compañeros, falta de reconocimiento, violencia en el ambiente laboral, la violencia de género en el trabajo y la violencia exterior que pueden padecen las personas en el ejercicio de su trabajo.

Además, en las mujeres se adicionan otros factores a la problemática en torno al cuidador: dedicarse exclusivamente al trabajo del hogar, cuidar a una persona enferma, pertenecer a un nivel socioeconómico bajo, el desempleo, consumir sustancias adictivas, ser migrante, etc.

Mujeres cuidadoras en Burnout

El diccionario define los cuidados como un conjunto de “acciones destinadas a satisfacer las necesidades de cuidado propias o de otras personas, en términos económicos, morales e incluso emocionales (…) Sus objetivos son: proteger, mantener, recuperar y promover las capacidades de las personas”.

En este contexto se hace relevante el concepto de Cuidador/a Quemado/a, definido como la “persona que “enfrenta escenarios complejos al realizar trabajo de cuidados que pueden afectar su salud”.

Las cuidadoras no están exentas de sufrir síndrome del burnout, que “se caracteriza por la presencia de estrés, ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio, dificultad de concentración, apatía, pérdida de apetito, dolor de cabeza o abuso de sustancias nocivas”, entre otros.

Es de tal preocupación el burnout del cuidador que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desplegado todo un programa de diseño de políticas de salud públicas con el objeto de cuidar al cuidador.

¿Por qué proteger y atender la salud de las mujeres?

Es sabido que hay padecimientos que causan una mayor carga de enfermedad entre la población femenina, tales como la diabetes mellitus, la hipertensión, el infarto, el síndrome metabólico, las adicciones y la salud mental.

Estos problemas se agravan cuando las mujeres ignoran sus padecimientos debido a que postergan la atención de su salud por cumplir con el rol de cuidadoras de los demás integrantes de la familia.

Por ello, las mujeres requieren de apoyo para asumir con firmeza y decisión el autocuidado de su salud a fin de alejar, en la medida de lo posible, los padecimientos crónico-degenerativos y otras enfermedades.  Cuando estos ya se han instalado en la vida de una mujer, lo urgente es acceder a un diagnóstico oportuno y preciso que permita el pronto apego a un tratamiento médico que restablezca su salud.

En el ámbito de la salud reproductiva de la mujer, merece especial atención destacar que las jóvenes deben tener disponibilidad a la información que les permita saber más sobre el uso de métodos anticonceptivos, a fin de que puedan asumirse como responsables del ejercicio de su sexualidad, de su reproducción, de su independencia y por lo tanto, ser vigilantes de su propia salud, pues esto impactará en un sentido positivo en su desarrollo personal, laboral y profesional.

Algunas propuestas para cuidar la salud de las mujeres

Nacer, crecer, dar los primeros pasos, las primeras palabras, la primera menstruación, la primera relación de pareja, el primer embarazo, los primeros “sofocos”, la madurez…. La vida es una sola, hay que vivirla y no dejar nada por hacer. Vivimos en un mundo de prisas, premuras… de “tengo mucho que hacer”.  Las mujeres somos madre, esposa, hija, hermana, amiga, ama de casa, profesional y directora de empresa… Ya no hay más horas en el día para hacer más cosas… ¿hemos dejado tiempo para nuestra salud?

Es muy seguro que a lo largo de todas las horas del día hayamos tenido tiempo para cuidar a nuestros seres queridos, de hacer las labores de la casa, recoger los niños del colegio, cuidar de nuestros familiares mayores que necesitan nuestra atención, preparar los informes para la reunión del día siguiente, hacer la compra,… pero no nos hemos parado, muchas veces, ni siquiera  a comer, mal mordisqueamos un bocado de cualquier cosa que hemos sacado del refri o nevera o simplemente tomar un café, con la excusa de que ….”al terminar ceno bien”.

Debemos en primer lugar, dedicar tiempo a nuestra salud, vigilar nuestro cuerpo, observarlo y comunicar cualquier alteración o cambio que podamos encontrar. Debemos prevenir. La prevención conlleva una mejor calidad de vida y una mayor expectativa de vida.

No podemos cuidar a nuestros seres queridos, sí nosotras no estamos sanas, si no nos hemos cuidado. Debemos prestar especial atención, incluso diría que con prioridad a nuestro bienestar físico y mental. La mujer debería primeramente por bien de ella, y también por el bien de su familia, conocer su cuerpo, su fisiología, las distintas etapas de la vida, los cambios que se producen en cada uno de ellos… lo que ayudará a tomar decisiones con las que mejoraremos la salud y con ello la calidad de vida. Esto, en definitiva, sería una forma de aplicar la prevención primaria: evitar o retrasar la aparición de las enfermedades.

Las mujeres cometemos un grave error: cuidar a los demás desatendiendo nuestra primera obligación: cuidar nuestro cuerpo, ya que él es “único” y no podremos reemplazarlo, ni sustituirlo. No nos acompañará hasta el final de nuestros días. Por ello, lo primero que debemos hacer es cuidarnos, procurando “prevenir” cualquier tipo de alteración y, en el caso de producirse algún cambio o tener algún malestar… consultarlo con las personas especializadas que nos puedan informar / solucionar / aclarar el tema: los médicos.

No debemos posponer la visita al ginecólogo y con ello los estudios pertinentes. Todas sabemos que tenemos una vista anual obligatoria. Debemos hacer los autocontroles mamarios. No debemos subestimar las enfermedades coronarias, ya que los problemas cardiovasculares son verdaderamente importantes y muy frecuentes en la mujer y, en especial, en la mujer menopáusica. No debemos olvidar de “controlar la ingesta de calcio en nuestra dieta” para evitar la tan frecuente enfermedad en la mujer: “la osteoporosis”.

No debemos desatender el cuidado de nuestra piel, ya que se trata de la frontera permeable que delimita el mundo exterior del interior, además de ser el órgano más grande del cuerpo humano con dos metros cuadrados de superficie y cuatro kilos, al margen de considerarse como el tercer pulmón- por su función de eliminación de toxinas y de respiración cutánea. Para tal propósito utilizaremos protectores solares con el factor adecuado y cremas hidratantes que protejan nuestra piel de las inclemencias externas y la mantengan hidratada.

No debemos olvidarnos de alimentarnos de manera adecuada, con dietas antinflamatorias ni tampoco dejar de realizar algún tipo de ejercicio físico aeróbico. Con esto, además de tener nuestro cuerpo fuerte, sin contracturas ni sobrepeso, reduciremos los niveles de estrés. Tampoco debemos olvidar que a una determinada edad llega “la menopausia” y nuestros niveles de estrógenos bajarán y con ello la posibilidad de sufrir algún tipo de enfermedad cardiaca, osteoporosis….

Para tener buena calidad de vida, debemos prevenir el desarrollo de enfermedades, algunos problemas pueden causar enfermedades con mayor frecuencia en ciertas etapas de la vida, por lo que deberemos procurar llevar una vida sana, con una dieta equilibrada, evitar el consumo de tabaco y alcohol, llevar una vida sexual plena y satisfactoria y realizar ejercicios moderados un par de veces por semana. Sin olvidar dormir el número de horas adecuadas.

Nuestra salud es un aspecto en nuestra vida que debemos cuidar a través de un conjunto de acciones cotidianas y desde la prevención. Nuestro bienestar físico y mental es fundamental para poder desarrollar plenamente nuestras actividades, hacerle frente al estrés de la vida diaria, ser productivos en el ámbito laboral y personal, y con ello contribuir positivamente con la sociedad.

En ese sentido, es fundamental priorizar nuestra salud y definir acciones que contribuyan a mantenernos saludables, tanto en el aspecto mental como físico, para así lograr un equilibrio que nos permita hallar un bienestar integral. Es de tal relevancia que el 28 de mayo de cada año se celebra el Día Internacional de la Salud de la Mujer, para recordarnos que debemos apoyar a las mujeres para que eviten problemas de salud y que alcancen una mejor calidad de vida.

Estrategias en otros países

ALEMANIA: Existe desde 1994 un seguro para cuidados de largo plazo. Beneficios: cuidados en el hogar o en residencias. Se otorga dinero en efectivo para la familia cuidadora, o se obtienen cuidados de organizaciones comunitarias. También existe la modalidad combinada. La principal fuente de cuidados en el hogar es la informal (43%), donde las mujeres son las principales cuidadoras (80%) (Schneekloth and Müller, 2000).

NORUEGA: posee un sistema de ayuda en efectivo para aquellas personas que realizaron cuidados sin remuneración por más de 5 años y no pueden reincorporarse al mercado laboral, garantizando un ingreso básico hasta la edad para el retiro.

FINLANDIA Y SUECIA: existe un sistema de ayuda para los hogares. Auxiliares trabajan para instituciones o asisten a las casas de adultos mayores para atenderlos en sus cuidados diarios.

CANADÁ: posee un sistema de cuidados de enfermos a domicilio realizado por profesionales. Esto constituye un complemento a los cuidados diarios informales que conforman entre el 85 y 90% de los cuidados los cuales son provistos mayoritariamente por la mujer.

“Las mujeres cometemos un grave error: cuidar a los demás desatendiendo nuestra primera obligación: cuidar nuestro cuerpo, ya que él es “único” y no podremos reemplazarlo, ni sustituirlo. No nos acompañará hasta el final de nuestros días. Por ello, lo primero que debemos hacer es cuidarnos, procurando “prevenir” cualquier tipo de alteración y, en el caso de producirse algún cambio o tener algún malestar… consultarlo con las personas especializadas que nos puedan informar / solucionar / aclarar el tema: los médicos”.

Realidad demográfica en México

En México, entre el total de la población que cuida enfermos, las mujeres son mayoría (70% o más) en relación a los hombres.

Se destaca que el porcentaje de hombres y mujeres que declaran realizar cuidados, y el promedio de horas dedicadas varía de acuerdo con el nivel de escolaridad: observándose que a mayor nivel de instrucción se reduce el tiempo dedicado a los cuidados.

Las mujeres sufren más la tensión (stress) que los hombres entre ser cuidadora y su trabajo remunerado, y entre ser cuidadora y el resto de las responsabilidades familiares.

El número promedio de horas que las mujeres dedicaron a realizar cuidados a enfermos y discapacitados dentro del hogar es de 15.7 y de 9.6 para los hombres.

Más de 22 millones de personas son trabajadoras del hogar no remuneradas fuera del mercado laboral. El 92% de las personas cuidadoras no remuneradas son mujeres.

Más de 4 millones (83% mujeres) de personas podrían buscar un empleo, pero no lo hacen por dedicarse a los cuidados en el hogar.

La vida es cuidar y vivir requiere de cuidados. Pero a veces éstos son tan finos en el tejido social, que no los alcanzamos a mirar. El diccionario pone la lupa en ellos, por ejemplo, con el primer concepto, Autonomía: “La capacidad de las personas para decidir sobre su propia vida”.

Para explicarlo ponen el caso de una o un adolescente que para identificar su vocación y decidir a qué profesión quiere dedicarse necesita “características físicas, mentales y emocionales, de información y de vivir diversas experiencias”, pero si no contó con ellas, “sólo podrá decidir entre las opciones disponibles”.

En este ejemplo están implicados los cuidados que les deben brindar la familia, el Estado y el mercado para su desarrollo profesional.

Jornadas de Salud en México en el «mes rosa». Diario «El Sol de Puebla» (26/10/2021)

Comentarios finales

Las sociedades antiguas siempre han defendido el valor del cuidado por parte de la mujer como innato y necesario para su civilización.

Así, algunas civilizaciones no permitían a las mujeres desarrollar labores fuera del hogar, a excepción de estas, consideradas propias de la naturaleza femenina, y así lo dejan ver en sus textos, costumbres, hechos históricos y símbolos.

Todas las sociedades occidentales han bebido de esa tradición grecorromana, donde la mujer supone un elemento clave en el buen funcionamiento de la sociedad, y los valores de lo femenino salen del hogar y se constituyen en el garante del cuidado de toda la sociedad.

Estos valores, ponen de manifiesto el diálogo social entre las tradiciones y civilizaciones de diversos ámbitos y épocas en torno a un elemento esencial en todas ellas: la mujer cuidadora.

Desconocemos muchas de nuestras valiosas mujeres que utilizaron su imaginación, su voluntad, sus fuerzas y a veces su vida para contribuir en la construcción de una sociedad más justa para mujeres y hombres.

Muchas mujeres tuvieron que luchar contra la incomprensión de la sociedad de su tiempo, o contra el fascismo o el racismo, o simplemente contra una absurda discriminación basada en el sexo, la clase social o la identidad étnica.

Algunas como Marie Curie con sus dos premios Nobel han pasado a la posteridad, pero muchas otras han caído en el olvido convirtiéndose en las grandes olvidadas de nuestra historia.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:

La mujer: pilar de la humanidad. (s. f.). Rotary E-Club Puerto Rico y Las Americas. 

Usrcinterna. (2021). La importancia de cuidar la salud física y mental. Portal Administrativo PUCP. 

Week, M. W. (2010). La importancia de la salud en la mujer. Fundación Woman’s Week. 

De Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, I. (s. f.). ¿Por qué proteger y atender la salud de las mujeres? 

Inmujeres. (2004, 6 junio). Papel de la mujer en los cuidados a la salud en el hogar en México.

Igualdad de género en salud. (s. f.). OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud.

Juárez, B. (2022, 9 agosto). En México hay 22 millones de trabajadoras del hogar sin salario ni empleo. El Economista.

Junta de Andalucia. (s. f.). Las mujeres en la prehistoria y la historia antigua.  

Juan López M. Rerumen Amor E, Trejo Rayón S. Egremy JL: La mujer,en las acciones de atención a la salud en México. Salud Pública Méx. 16: 537 -545, 1984.

Carmen, F. T. M. (2016). El origen de la mujer cuidadora: Apuntes para el análisis hermenéutico de los primeros testimonios. https://scielo.isciii.es/

Del Mar García-Calvente, M. (s. f.). El impacto de cuidar en la salud y la calidad de vida de las mujeres   https://scielo.isciii.es/

El rol de la mujer en la historia de la medicina de todas las civilizaciones

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DRA. BETTINA COLMENARES

Médica Cirujana y gerente de salud con más de dos décadas de experiencia. Especialista en cirugía general, particularmente cirugía laparoscópica y ginecológica y Fellow del American College of Surgeons. Líder en gerencia médica privada en clínicas urbanas con manejo de más de 1000 pacientes al año. Además, con conocimiento y experiencia en el mercado asegurador de medicina privada con énfasis en calidad de los servicios. Experiencia en estrategia para organizar servicios de emergencia en areas de conflicto urbano.

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