Irene Piñeiro Gómez: Una pérdida inesperada le volcó la vida

Irene Gómez es una mujer cuya vida está signada por el amor y la pasión. Ama profundamente a su familia y su profesión es su pasión. Escucharla hablar sobre como es el proceso de producción del azúcar, toda la tecnología que hay detrás de cada cristal de azúcar resulta realmente fascinante. Ella es la única mujer que trabaja en planta –en la producción directa- del ingenio azucarero ”Alma Plantation”,  uno de los principales ingenios del estado de Louisiana. Y es una de las pocas, si no la única mujer ingeniera involucrada directamente con la producción de azúcar crudo en el estado.

Por supuesto que ese amor y pasión han estado acompañados de estudio permanente, organización, trabajo y esfuerzo.

Irene Piñeiro Gómez es la
única mujer en la planta
del ingenio azucarero
“Alma Plantation»,
junto a 200 hombres

P: No es común encontrar mujeres ingenieras eléctricas. Menos frecuente, verlas en la planta de un ingenio. ¿Cómo llegas a esta posición?

Irene Piñeiro Gómez: Yo siento que tengo dos facetas en mi vida: un antes y un después. Todos transitamos diferentes etapas en la vida. Vivimos diferentes facetas sin realmente percatarnos,  solo van pasando los años, pero a veces ocurren cosas que te paralizan, te impactan fuertemente.  Eso fue lo que me pasó a mí.

Al graduarme de ingeniería –nos cuenta-,  me casé con un hombre extraordinario y el amor de mi vida. Siempre fue lo primero para mí. Nos mudamos a El Salvador y construimos un hogar junto a nuestros cinco hijos donde reinaba el amor. 

«Todo parecía una vida sacada de un cuento de hadas donde me sentía la princesa más feliz del mundo hasta que la vida me arrebató a quien yo más amaba y mi castillo se derrumbó. Ese hecho ocurrido en el año 2009 marcó mi antes y mi después.  Pasé de una etapa a otra bajo una realidad impactante: perder a mi amado y verme sola con cinco hijos a quienes debía sacar adelante».

Irene hizo una pausa en su vida para vivir su duelo, “pues uno sufre con la misma intensidad con que ama.  Sufrí muchísimo y caí en un abismo profundo y oscuro. La vida se me paralizó pues morí con mi amado.

«Me dediqué a leer mucho y entender por lo que estaba pasando. Gracias a la ayuda de Dios, un compasivo sacerdote, mi familia y mis amigos, poco a poco fui enmendando mi quebrantada alma y transformando mi dolor en paz y en un bien mayor que me ha convertido en lo que ahora soy. Aprendí a llevar el dolor con elegancia y a vivir conmigo misma”.

«Las oportunidades en la vida solo tocan una vez, hay que saber decir sí».

P: Después de esa pérdida, ¿qué te hace regresar a Baton Rouge?

Irene: Mi padre, hombre sabio y más que extraordinario, me abrió las puertas a una nueva etapa de mi vida donde pude sentirme viva de nuevo, útil y realizada. De él aprendí a amar el trabajo y lo convertí en mi pasión.

En 2011 comenzó  a trabajar remoto desde El Salvador programando la automatización de “Alma Plantation”.  Todo un nuevo reto ya que era el primer sistema de control distribuido en la planta.  Ella programaba y su padre hacia la instalación del equipo.

Al terminar la primera etapa del proyecto, que comprendió el proceso de evaporación y calentadores, su padre la invitó durante la zafra a ver cómo había quedado todo. “Lo visité por primera vez, pero nada que ver con trabajar ahí”.

La empresa quedó muy satisfecha y en  el 2012 comenzaron  la segunda etapa que fueron los molinos. Pero el trabajo cada vez demandaba más viajes, por lo que en 2013 se mudó a Baton Rouge. “Aprendí tanto como pude, estudiando por mi cuenta, practicando con él y adquiriendo sus conocimientos y experiencia”.

En esa etapa trabajaba para su padre, no para el ingenio, cuando le tocó enfrentar otra pérdida importante: “Como no todo es color de rosa, cuando mejor me sentía bajo el amparo de mi padre, el cáncer lo consumió y lo perdí tres años después en el 2016”.

«Aprendí a llevar el dolor con elegancia y a vivir conmigo misma».

Unos meses más tarde, Irene estaba asumiendo la dirección del departamento que su padre había formado y se convirtió en parte del equipo de ingenieros. Antes, ella trabajaba desde la sombra. Su padre era la cara visible frente a “Alma Plantation”.

“Soy la única mujer que trabaja en la planta y mi posición es la de Ingeniero en Sistemas de Control”. La actividad azucarera tiene dos períodos: la zafra en el que trabajan 200 hombres y el de mantenimiento, también llamado tiempo muerto, que trabajan alrededor de hombres.

Creciendo desde la sombra

“Mi papá era un hombre tan inteligente que me tenía como escondida; yo iba al ingenio con él todos los días, pero él no me dejaba opinar, él hablaba, era quien daba la cara siempre y yo atrás.  En una oportunidad estábamos  en una conversación con el gerente general y se me ocurrió opinar, al salir  mi papi me regañó –Irene ríe al recordar.

-Me dijo: “ no se te ocurra volver a opinar delante del ingeniero. Yo soy el que tengo que hablar”. No me dejaba participar y yo realmente no entendía, pero luego comprendí queno era mi momento.

Más adelante Irene pudo mostrar su calidad profesional y personal. Cuando la contrataron como empleada fija, al terminar la primera zafra, el jefe de ingenieros le dice que quiere hablar con ella. Le confesó que le había contratado con mucho temor, “pero me has sorprendido. Me parecía que eras como esos payasos que usan en los rodeos para distraer al toro. Salen un ratito y los esconden hasta que sale el vaquero. Pero agarraste el toro por los cuernos. Te convertiste de payaso en protagonista del rodeo y quiero felicitarte por eso”, le dijo el jefe durante la conversación.Ella ha luchado duro por ganarse su puesto. “Todo el mundo me respeta y me quiere”.

Luisiana, un estado dulce

La industria azucarera es una actividad fundamental para la economía de Luisiana.

Su producción representa  cerca de 2.000 millones de dólares entre los agricultores de caña de azúcar y la industria azucarera. La región cuenta con 11 ingenios y esta actividad genera aproximadamente 17.000 empleos. Se emplean cerca de 162.000 hectáreas para la siembra de caña de azúcar distribuida en 22 parroquias.

El total de la producción de azúcar alcanza los 13 millones de toneladas al año.

¿Qué son los ingenios?

La caña de azúcar es originaria de Nueva Guinea; se cultivaba en el sureste asiático  y la India occidental.  Fue introducida a América durante la Colonia tanto por España como por Portugal.  El ingenio azucarero es la planta industrial dedicada al procesamiento, transformación e industrialización de la cana de azúcar. El proceso consiste en nueve pasos: corte de la caña, molienda, generación de vapor, calentamiento, clarificación, filtración, evaporación, cristalización, evaporado y secado.

Originalmente, existían dos tipos de ingenios: los movidos por energía hidráulica; es decir, molinos de agua canalizada de los ríos o la generada por una máquina de vapor,  también llamados ingenios poderosos y el trapiche que fue el sistema empleado en la época preindustrial con energía de sangre, esto es fuerza animal como los bueyes.

 

P: ¿Cómo fue el proceso de adaptación a un cambio tan grande?

Irene: Al principio no me fue fácil, con el tiempo me fui ganando el respeto y aprecio de todos. Cuento con un excelente equipo de trabajo, expertos en instrumentación, con quien me siento muy a gusto trabajando. Ellos son el ingrediente más importante del equipo, ponen en práctica mi eslogan de estar siempre comprometidos a mejorar y como les digo siempre, yo sin ellos no soy nada.

Cuando muere el padre de Irene, la llaman para contratarla fija en la empresa. Ella se sinceró con el dueño al decirle: “Yo no soy mi papá, usted lo sabe bien.  Yo no le llego ni a la punta del tacón en experiencia, pero le garantizo que voy a dar lo mejor de mí. Él me respondió que eso era todo lo que necesitaba”.

«Empecé a trabajar duro, agarré el toro por los cachos y le di tres vueltas al ingenio. Creamos una red con un sistema de control centralizado y ahora tú puedes ver en cualquier área lo que está pasando en otra. Tengo data para analizar todo el ingenio. Lo bonito es que con este proceso  no sustituimos operadores porque nosotros trabajamos con muy poca gente y la gente la necesitamos para todo: tampoco era la idea. El propósito  era hacerlo más eficiente y óptimo. Entrené a la gente a trabajar con las computadoras y con pantallas de control, que no existían. En septiembre cumplo siete años allí, muy buenos y bonitos».

Aparte de la instrumentación ella tiene a su cargo todos los cuartos de control (programación del DCS, HMI y sistema Scada), red de comunicación y adquisición de data de la planta, elaboración diaria de gráficas y tendencias durante la zafra, entre otros. Durante los ocho meses de tiempo muerto realizan  trabajo de mantenimiento y proyectos nuevos.

Durante los cuatro meses de zafra (molienda) trabajan turnos de 12 horas diarias los 7 días de la semana en la producción de azúcar cruda. “Es un trabajo muy duro y demandante pero apasionante a la vez ya que tenemos instrumentos a lo largo de todo el proceso, como digo yo: desde donde cae la caña hasta donde sale el azúcar,  siendo así uno de los departamentos más relevantes y de vital importancia en el ingenio”.

Para ella su trabajo es como un arte: “lo que yo hago es muy delicado, muy diferente al trabajo físico y fuerte de los mecánicos o eléctricos; todo el mío es lo bonito, el detalle, lo femenino de la planta”. Sin embargo, reconoce que es fundamental tener confianza en sí misma.  Nos comenta que a los ingenieros les encanta discutir, “siempre quieren opinar y tener la razón. Por eso hay que estar preparada, saber lo que estás haciendo para poder defender tu punto de vista”.

El dolor me contactó con mi alma

Cuando Irene perdió a su esposo, se sumió en una profunda depresión porque uno sufre en la misma magnitud en la que uno ama.

Me costó bastante salir del  dolor. Lo viví muy profundo porque el dolor hay que vivirlo igual que se vive las alegrías, entonces me costó dos años más o menos salir. El duelo es todo un proceso.

Con la ayuda de Dios porque realmente yo sentí que fue Él es el que sanó mi alma.  El dolor mío fue un quebranto, no es físico, no es el cuerpo, es el alma.

Por primera vez en mi vida, tuve contacto con el alma, que uno la tiene, está allí,  pero tú no sabes que la tienes.  Me dolía el alma, no era el corazón y ni los brazos ni los músculos –intenta explicar- , era algo más muy profundo en mí.

Yo no quería seguir sufriendo; estaba pasando el tiempo y mis hijos viéndome en aquel llanto, sabía que no podía seguir así.

Los primeros pasos

El primer trabajo de Irene fue para Diners Club International (international creditcard) de 1986 hasta 1993 «donde me desempeñé como Gerente de Operaciones. Habían adquirido una computadora IBM de tercera generación dedicada para negocios y banca. Fue un reto muy interesante ya que era la única tarjeta de crédito de uso internacional en El Salvador y debíamos estar conectados a una red internacional de operaciones.

Por ese entonces también se implementaron los primeros POS (puntos de venta) electrónicos y estaban conectados directamente a nuestro sistema. Lanzamos una tarjeta de crédito para uso de salud y estuve a cargo de la implementación del programa, cartera de clientes y establecimientos.

Tenía un equipo de digitadores, hacía los cortes de los estados de cuenta y tiraje de reportes para toda la administración y mercadeo.  Fueron unos años de mucha innovación y donde los sistemas de cómputo crecían en tecnología de un día para otro. No podía quedarme atrás en conocimiento o no entendía nada de lo que estaba pasando.

«Luego de siete años muy buenos, renuncié para dedicarme a mi esposo e hijos ya que la familia creció y donde iniciamos dos éramos seis. Todavía tuve un quinto hijo, cuatro años después».

P ¿Cómo es la relación con tu equipo de trabajo?

Irene: «Hay  quienes dicen que soy la reina aquí en “Alma”,  otros que soy la madrina –nos cuenta entre risas-, pero siempre de una manera muy respetuosa. Hay personas  que su presencia da  elegancia.

«Me he dado mi puesto, me lo he ganado en medio de ellos, soy la única mujer con peso; ahora yo opino, yo digo, yo pido.

«Tengo mi área de trabajo y cuando  llegan muchachos nuevos,  quieren trabajar conmigo. He sabido hacer equipo con “mis muchachos”, como les digo yo, y los aprecio mucho. Aprendo de ellos, los elevo y ellos me elevan a mí, somos un equipo: lo que uno carece al otro le sobra, nos complementamos. Cada uno aporta sus mejores habilidades y cualidades, eso nos engrandece. Los éxitos no son míos, son del equipo.  Soy muy exigente, les exijo perfección,  porque para mí solo hay una manera de hacer las cosas y es bien hecho, no hay otra”.

Hoy, al ver atrás, cuando tenía su empresa de lazos, cuando trabajaba con su padre en la asesoría de ingenios azucareros en El Salvador, nunca se hubiera imaginado lo que la vida la depararía. ” Yo pienso que la vida está llena de momentos. Eso es la vida. Lo demás es un adorno alrededor del momento, pero el momento que se da es el que se vive, en el que se decide”.

Mensaje de Irene…

De tu experiencia de vida, ¿qué tienes que decirle a las mujeres?

«Que se preparen, que no se queden sin una carrera profesional, solo así podremos escalar y abarcar cada vez más espacios tradicionalmente ocupados por hombres; pueden ser nuestros espacios si así lo deseamos. Lo segundo, tener esa  confianza en uno mismo; tenemos el cerebro y la capacidad, tal vez no todas la fuerza física pero sí el cerebro.

«A los jóvenes les digo que las oportunidades en la vida solo tocan una vez a la puerta y tenemos que decir “si” y no dejarlas ir porque no vuelven.  Las adversidades de la vida se les enfrenta, no se les huye y que el camino más difícil será el más gratificante y por lo general el correcto.

«Al mundo: que la vida es bella con sus penas y sus alegrías. Me considero dichosa porque amé y fui amada, privilegiada por haber nacido en un hogar con padres amorosos y ejemplares, y afortunada porque siempre he contado con familia y grandes amigos

Una Ingeniera Ingeniosa

Además de ingeniera especialista en computación, Irene tiene espíritu de emprendedora.  Es una mujer muy organizada, trabajadora, inquieta. Por eso, cuando asumió la maternidad, no pudo quedarse quieta. Creó una empresa que confeccionaba lazos para el pelo para niñas y mujeres.

«Como ingeniera y organizada que soy, hice un gran negocio. Tenía cuatro costureras que fabricaban los lazos que vendía en El Salvador en tiendas por departamentos, boutiques y en supermercados. Dos años después estaba exportando a Guatemala y Honduras. Este negocio me permitió aprender a importar, pues compraba los insumos en Estados Unidos, y a exportar a los países vecinos».

Regreso a la Ingeniería

«En 2002 le di un giro a mi sociedad y la convertí en un negocio de consultoría y venta de equipos de instrumentación. Dejé la confección de lazos y volví a mis raíces de ingeniería. Esto fue en conjunto con mi papá y me dediqué a la importación y venta de equipos de instrumentación y control para ingenios azucareros.  Aquí tuve que volver a estudiar de nuevo para aprender sobre este campo desconocido para mí. 

Obtuve la representación de la compañía Honeywell y tomé los cursos de programación en Pennsylvania de los sistemas de control distribuido HC900 que ellos fabrican.  Me enamoré de la programación aún más al mismo tiempo que aprendía sobre el proceso de fabricación de azúcar cruda, desde la preparación de la caña hasta la cristalización del azúcar. Proceso complicado donde se mezclan todas las ingenierías juntas: eléctrica, mecánica, química, industrial y en computación. 

Fuente de las fotos: Irene Piñeiro Gómez

«Durante el ‘antes’ de mi vida, fui miembro de la Junta Directiva de Diabéticos de El Salvador (asociación benéfica para personas diabéticas de bajo recursos), miembro de la Junta Directiva de La Liga Femenina de Tenis El Salvador y por último en la Iglesia impartía las charlas prematrimoniales a los jóvenes que iban a casarse».

Anabelle Yánes

Ejerció como periodista en Venezuela hasta el año 2002 en el área de economía, finanzas y negocios. Posteriormente desarrolló un emprendimiento para la fabricación de mermeladas y dulces artesanales.

En 2008 participó en el Concurso Ideas clasificando entre los cinco primeros proyecto de 730 participantes por el concepto de red de productoras artesanales. El emprendimiento tuvo éxito y duro hasta el 2019 cuando debido a la crisis económica en Venezuela se paró la producción y venta.

En paralelo, trabajó como docente durante este período.

Actualmente retoma el periodismo e inicia una nueva etapa escribiendo cuentos infantiles.

Vive en Estados Unidos.

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4 Comentarios

  1. Diana Cecilia Valle.

    Me siento orgullosa de mi sobrina Irene. Siempre la he admirado por su forma de ser. La quiero mucho. Ella se gana el cariño.bella entrevista.
    La amo por haber sido una gran esposa y es una granmadre. Dios la ha PREMIADO por REPARtir mucho amor.

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  2. EVELIN escalona

    Excelente entrevista. Logran trasmitir al lector una vivencia extraordinaria de una mujer visionaria y emprendedora.

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  3. Marilupe navarro

    Profundamente orgullosa de ti amiga querida, gran inspiración de vida.

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  4. María del Carmen Perez

    Además de todo eso, irene es una mujer muy bella, femenina y dulce. Un extraordinario ser humano, la mejor amiga, hija, MAMA y hermana. Es un gran privilegio, que aprecio MUCHo, haberla conocido y Trabajar con ella.

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