Sí, incluso cuando hablamos de ecología y sostenibilidad, existe una brecha de género.
En este caso, la brecha ecológica de género se refiere a la disparidad entre las elecciones éticas hechas por hombres y mujeres, así como la probabilidad de adoptar comportamientos ecológicos.
El término fue acuñado por primera vez en 2018 en un estudio realizado por Mintel, una agencia de inteligencia de mercado británica. Dicho estudio examinaba las diferencias entre hombres y mujeres en relación a su conexión con el medio ambiente, su comportamiento ecológico y las decisiones en torno a este tema.

La mayoría de las estrategias de marketing de productos eco amigables, orgánicos o ecológicos están dirigidas en su inmensa mayoría, a las mujeres, por lo que, el público masculino queda excluido.
Aunque la investigación no fue llevaba a cabo con una muestra a nivel mundial sino que se centró en Reino Unido, sí reflejó una tendencia que puede repetirse en diversas partes del mundo. El estudio indicó que los hombres son menos conscientes que sus contrapartes femeninas a adoptar y mantener hábitos ecológicos, así como a impulsar a otras personas a adoptar comportamientos más éticos con el medio ambiente.
Mientras un 71% de las mujeres indicó que estaba aumentando su compromiso con una vida ética, solo el 59% de los hombres encuestados afirmaba esta misma premisa.
Para Jack Duckett (director asociado del investigación de estilos de vida del consumidor de Mintel) existen varias explicaciones para este fenómeno, y una de ellas está relacionada a los roles tradicionales entre ambos géneros.
Debido a que la mujer lleva la mayor parte de responsabilidad en lo que a cuidado del hogar se refiere, recae en ella el manejo eficiente de los recursos que tiene a su cargo.
Cosas tan simples como ahorro energético, ahorro de agua corriente y chequeo del estado de los grifos, inclusión de prácticas de reciclaje y compra y cultivo de alimentos más sanos y orgánicos, son temas habituales en la vida diaria de muchas mujeres.
Adicionalmente, Duckett señaló que la masculinidad tóxica podría ser otra de las explicaciones para la existencia de la brecha ecológica de género, donde preocuparse por el medio ambiente puede ser interpretado como un signo de debilidad, cosa que lleva a los hombres a una desconexión con su entorno y los problemas medio ambientales existentes.
Responsabilidad desproporcionada

Es cierto que las mujeres pertenecientes a nuevas generaciones como la Millennial y la Z se preocupan mucho más por las elecciones que hacen en cuanto a sus inversiones (incluidas sus decisiones de compra), ya que tienen mayor consciencia del impacto que están ocasionando con su consumo en las próximas generaciones y en el entorno que las rodea.
Por ello, el componente ético tiene un gran peso al momento de actuar en su día a día, pensando con mayor frecuencia en el largo plazo y el valor que desean generar a futuro no sólo para ellas sino también para la sociedad en al que se encuentran inmersas.
También es cierto que las mujeres representan aproximadamente el 80% del poder de decisión de compra (el número varía de acuerdo a la región de la que se hable).
Adicionalmente, la mayoría de las estrategias de marketing de productos eco amigables, orgánicos o ecológicos están dirigidas en su inmensa mayoría, a las mujeres, por lo que, el público masculino queda excluido o relegado de las posibles opciones que existen para reducir el impacto sobre el medio ambiente, y eso lleva a un desconocimiento y falta de interés por la temática que se trata.
Todo esto hace que inevitablemente se caiga en un estereotipo de roles, donde se percibe a la tarea de “salvar al planeta” como una labor más femenina que masculina, cuando en la realidad , el cuidado medio ambiental, es una labor que necesita del esfuerzo de todas las personas.
Ninguna brecha es positiva
Aunque resulta extraño hablar de brechas de género donde el ítem que se mide sea atribuido mayoritariamente a las mujeres, realmente no es algo que resulte positivo para ninguna de las partes involucradas. Así que, ¿Cómo eliminar la brecha ecológica de género?
Pareciese que la clave se encuentra, en primera instancia, en la educación y manejo de la información.
La presentación y aproximación a temas medio ambientales y de cambio climático, se trate de procesos educativos, campañas publicitarias o presentación de productos y servicios, no debe obedecer a roles de género estereotipados, sino que debe incluir de manera igualitaria a mujeres y hombres para lograr el impacto deseado.
Por supuesto, para que el mensaje llegue y la brecha pueda comenzar a cerrarse, la conversación debe darse en todos los ámbitos, y sobre todo, se deben derribar ideas preconcebidas en cuanto a roles de género y buscar sociedades más equitativas, donde la participación de todos en diferentes ámbitos resulte en prácticas y estilos de vida con impacto positivo para el medio ambiente.

DANIELA OROPEZA
Licenciada en Estudios Internacionales de la UCV, interesada en temas de sostenibilidad, triple impacto desde el punto de vista ambiental, así como en temas de perspectiva de género. Articulista de la revista Business Venezuela y Feminismo Inc. Actualmente se desempeño como Coordinadora Sectorial Senior de VenAmcham
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Muy buen análisis que nos ayuda a todos a ponernos en perspectiva de la situación.