El liderazgo de la mujer es como somos las mujeres: multifacético

Escrito por Marita Seara

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Luisa se llama así porque definitivamente no tenía opción: Papá Luis, mamá Luisa y tres hermanos Luises. Quizás la idea no es tan original, pero lo que sí es original es el fruto que trajo esa unión: Una mujer que ama los retos, los viajes, las palabras llenas de melodiosidad, las sonrisas y las risas.

Hablar con Luisa es olvidar cualquier día agitado y terrible que hayas tenido porque inmediatamente te trae la alegría al cuerpo. Leer a Luisa es sumergirse en lo que ve, lo que escucha, lo que siente, lo que piensa y lo que sueña, es ver ese cuadro que tiene en la cabeza mientras con hermosa poesía te va narrando cada cosa que se le viene a la mente. Después de escuchar (o más bien leer) creo entender por qué Luisa es como es. Sería un sacrilegio de mi parte cambiar cada prosa que ha escrito retratando lo que ha sido, lo que es y hasta lo que será.  Así que no me detendré mucho porque simplemente quiero que la leas para que entiendas cada palabra que te digo.

Antes, decirte que Luisa Laya es una mezcla sabrosa, digámoslo así. Fue concebida en Inglaterra, de padre caraqueño (Venezuela), abuela catalana (España) y madre sucrense (Venezuela). Sin olvidar que su abuelo era Margariteño (Venezuela). El mar, indudablemente le viene casi por todas partes…y la melodiosidad de su lugar de nacimiento: Barquisimeto que forma parte del “estado musical de Venezuela y también de los crepúsculos, hermosos colores de magia que aparecen en su cielo vespertino”.

Luisa es Socióloga, pero en ese camino decidió que había más cosas que quería hacer: estudiar música, formar parte de un grupo de teatro, escribir, hablar portugués. En 2004 comenzó a vincularse a “un concepto de formación” que le gustó: Dale Carnegie Training y ya en 2006 fue contratada en el grupo de empresas al que pertenecía Dale Carnegie Venezuela llegando a ser Gerente de Talento Humano. En 2009 se certificó como Instructora  y hoy día es independiente, “con Jecsabell mi socia, amiga de la vida y maestra en este mundo de la facilitación; asesoramos, diseñamos y ejecutamos formaciones, bajo la metodología de la que ha sido nuestra ruta de desarrollo en esta materia: Dale Carnegie”

Me encanta esta entrevista. Me encanta porque Luisa es un rayo de luz siempre, llena de enorme creatividad, entusiasmo y mucha profesionalidad. Es parte de Visionarias desde nuestros comienzos, está al frente de la sección de Liderazgo y recuerdo siempre su primer artículo que casi me hizo llorar porque inmediatamente entendió lo que es ser una Líder Visionarias…ella lo es.

Pero también me encanta esta entrevista porque no tengo que escribir mucho. Ha respondido de manera tan maravillosa, que a partir de aquí solo copio y pego (menos las preguntas claro…esas sí que las hice yo. Por supuesto, lo que precede a estas líneas es de mi propia pluma…o más bien, teclado)

Fui engendrada en Inglaterra porque mis padres estaban viviendo allá por un postgrado de Luis Alberto, vine a Venezuela encapsulada en el vientre de Luisa Edelmira para nacer un 24 de diciembre entre hallacas y festejo, y finalmente fui criada en Caracas, tal vez por ello no sea casualidad que me gusten, entre otras cosas, los viajes, la comida y la navidad.

Me atraen los retos, porque suponen crear, aprender, ver las cosas desde perspectivas diferentes y eso me llena de entusiasmo y entonces me brilla algo adentro y me comprometo con tenacidad hasta el logro. Esto también implica que es necesario atraer aliados, subir ánimos, vender ideas, enojarme, volver a alegrarme, equivocarme muchas veces y ver a algunos abandonar “el barco” donde insisto seguir. Lo que quiere decir que cuando ya llega un momento en el que digo “no”, suele ser definitivo, porque no es producto de un momento.

 

«Parto de la base de que toda mujer es exitosa; lo único necesario alcanzar es la confianza de reconocerlo en ti misma, de poder ver tus cualidades y tus logros y desprenderte de prejuicios que no te definen, sólo intentan frenarte por temores de afuera y de adentro»

Según cuenta mi mamá, hasta alrededor de mi primer año y medio de vida era adicta al chupón, imprescindible para dormir y dejar dormir. Un día me lo saqué de la boca y lo rompí, lo dejé irrecuperable.

Mi papá recibió la llamada desesperada de mi mamá, con la que le advertía no volver a casa sin traer un chupón nuevo, pues la noche no sería de descanso. El señor en cuestión obedeció y trajo tres diferentes.

Fue un gasto inútil, yo nunca más usé chupón, dejarlo había sido mi primera gran decisión. Desde entonces empecé a tener fama de ser radical.

Es fuerte el término para definir lo que en realidad considero determinación, que además me ha ayudado a lograr, no siempre lo más adecuado, pero al final han sido logros. De modo que cuando mi determinación ha estado acompañada de ecuanimidad, estudio, afectos, respeto y otra colección de recursos, normalmente me ha ido bien.

Al final la vida, a excepción de la lealtad y la honestidad que para mí son un sí o un no, creo que tiene un montón de cosas que no son totalmente de una forma u otra, por ejemplo: Me gusta la gente pero no toda a la vez; me gusta escuchar música pero no a todo volumen, me gusta el mar pero no el calor, ni tostarme al sol.

Creo en que todo es energía que se vincula, tengo fe y creo en Dios, no así en iglesias, que admiro desde la belleza que pueden tener como obras arquitectónicas, ni en religiones a las que observo con el respeto que le tengo a las instituciones sociales que logran organizar a los grandes grupos humanos y mantenerse por siglos a pesar de sus desaciertos.

¿Existe un Liderazgo Femenino?

Luisa Laya: No te voy a responder desde las teorías porque hay a favor, en contra y cruzadas. Pienso que sí hay un Liderazgo Femenino, como hay uno Masculino, y seguramente irán definiéndose otros. No porque necesariamente sean muy diferentes, sino porque el sólo hecho de que haya aparecido en la discusión sobre el tema, ya hace que exista. Como el caso de Dios, aunque sea obra del imaginario de una parte del colectivo, ya existe al menos allí.

Somos géneros que nos distinguimos por características que no son sólo sexuales, biológicas, también culturales y conductuales, por lo que la manera de ejercer cualquier rol, también tendrá impresas estas diferencias.

¿Liderazgo de Mujeres? Claro, y aquí ya podemos empezar a hablar de todas las mujeres, visibles o no, que se desbordan con esta habilidad. También de espacios de la sociedad donde hemos podido observar la acción de la mujer.

Quiero decir que según mi perspectiva:

Liderazgo Femenino es un concepto, una definición y existe.

Liderazgo de Mujeres es una acción y un espacio de acción y también existe.

¿Cómo lideramos las mujeres?

Luisa Laya: El liderazgo de la mujer es como somos las mujeres: multifacético. Así lideramos, con la mano dura cuando es necesaria para corregir, con empatía cuando priva la emoción, con apoyo cuando el otro no puede, con consciencia de objetivo cuando las cosas no van saliendo, con seguridad y claridad de los miedos, con maestría, con redes.

¿Hemos imitado a los hombres en esto del liderazgo? Sí, claro, cuando empezamos a sacar nuestro liderazgo fuera de la frontera del hogar el único referente que teníamos en liderazgo era un hombre, no había otra manera de desarrollar la habilidad, aprender del ejemplo. Era además la única forma de ganar un poco de permiso y quizá aceptación en un mundo liderado por la masculinidad, sabemos de muchos casos de la historia, de mujeres que tuvieron que vestir de hombres para poder ejercer algún oficio.

Después casos menos radicales de mujeres que empezaron a liderar desde su realidad de mujer, pero en medio de una actuación que las mostraba rudas como la fantasía del hombre que tampoco es siempre rudo dentro de sí mismo, lo que no es tema ahora. Luego vino el paso siguiente y fue fortalecernos en un estilo, alcanzar la voz y espacio propio, mujeres que nos reconocemos mujeres, hábiles, creativas, inteligentes, seguras, comunicativas, empáticas, organizadas y enfocadas, para lograr vivir el sinfin de roles que nos auto-exigimos. Y creo que justo estamos en el medio, entre este paso y el que viene en camino que es lograr igualdad de influencia entre géneros y destaque de todas las mujeres que hicieron y hacen de este un gran mundo, para que los retos de próximas generaciones sean otros y no la distribución de los espacios en esta dicotomía de poder.

La mujer en Venezuela ¿Crees que está ganando espacios de poder, de liderazgo o es algo que ya tenía ganado?

Luisa Laya: A pulso, se ha ido abriendo espacio la mujer en Venezuela. Esta sociedad, y en general la latinoamericana, tiene una larga historia machista arraigada en sus entrañas. La mujer aun siendo quien ha protagonizado la crianza en tropas de hermanas, tías, abuelas y madrinas encargándose de los muchos niños y oficios domésticos, ha resultado por años la misma que justifica que el hombre tenga pocas responsabilidades dentro del hogar, donde es casi una visita a la que se le sirve y atiende.

Al repetir este patrón a lo largo de generaciones, cuando la mujer empieza a querer o a requerir estar también en el lado externo de la casa, el balance no es posible, porque el hombre no ve suyo ningún oficio cotidiano, más allá del de proveer el ingreso económico. Y todo esto es norma y patrón cultural, no viveza ni maldad. Cuando te toca el lado cómodo y triunfal de la historia, difícilmente lo querrás abandonar para irte a las filas poco reconocidas de quien pare, alimenta, baña y sana a los héroes, detrás de las cortinas y paredes, sin que sus ideas sean escuchadas más allá de las tertulias entre burbujas de jabón.

Aun así, la mujer en Venezuela, como la mujer en cualquier parte del mundo, empezó a hacerse de espacios visibles, trabajando, estudiando, mostrando sus capacidades y su voz.

Uno de los primeros espacios públicos liderados por la mujer en Venezuela ha sido la escuela: La Maestra, el primer encuentro del niño con el mundo externo a su familia, sirviéndole entonces de transición para el debut en sociedad, enfrentar esos primarios temores, frustraciones y desencuentros, también logros, amigos, expansión del pensamiento.

El rol de la maestra quizá no ha sido tan enaltecido como debería, y me atrevería a especular que por dos razones principales: una porque ha sido visto como la continuación del papel femenino en la crianza de los niños, y otra porque desde el marco referencial que ha normado esta sociedad por años, la enseñanza primaria, aun siendo el contacto formal e inicial con su ciudadano, ha sido reducida al aprendizaje de elementos muy básicos que parecieran no tener trascendencia y que “cualquiera” pudiera transmitir. Gran error, quizá no es tan perentorio para la civilización que las personas sepan acerca de la rotación y la traslación del planeta, pero sí es vital que sepa pensar, discernir, tomar decisiones adecuadas, reconocer valores, y tener ganas de aprender y lograr por esfuerzo propio.

Fuente de la foto:
Lucila Palacios, escritora venezolana defensora del voto de la mujer.
20 Mujeres del Siglo XX

En los espacios de aprendizaje, en las universidades podemos observar que cada vez hay más mujeres en las aulas y en los actos de grado, minando áreas del conocimiento que eran más colmadas por los hombres.

De allí que también en las empresas veamos cómo las nóminas están llenas de mujeres y lo más interesante es que los espacios de decisión, los cargos de liderazgo, aunque todavía no alcanzan la igualdad de género, también han sido ocupados cada vez más por la mujer.

Por temas políticos y económicos, Venezuela ha lanzado al abismo a mucha gente que estaba acostumbrada a tener un lugar fijo de trabajo, que además le garantizaba una seguridad y aparente estabilidad. Esto, sumado al espíritu resiliente de la mujer venezolana, esa capacidad de recuperación y auto-fortalecimiento que ha ganado de tanto tener que resolver su vida y la de sus hijos, a costo de sudor e imaginación, la ha convertido en la reina del concepto germinal del emprendimiento, que es: Qué hago, cómo lo hago y… lo hago. No necesariamente ha conducido al logro formal de lo que luego podemos reconocer como un “emprendimiento”, porque ya sabemos que requiere de otra cantidad de variables que podemos o no activar, pero de que ha sido la semilla, no me cabe duda.

Cómo romper barreras dentro de las empresas que nos impide alcanzar posiciones de liderazgo

Luisa Laya: Tener más mujeres en cargos de liderazgo y en todas las áreas, lo que supone un equilibrio que requiere por el lado laboral, un cambio en algunos patrones de cultura organizacional y una apertura de criterios de contratación, ascensos y planes de carrera, y por el lado personal el funcionamiento del hogar como una gestión de equipo, para que todos tengan las mismas oportunidades y gasto de energía.

Que las mujeres tomemos la consciencia de nuestro propio estilo de liderazgo y nos afanemos en esa ejecución, estableciendo también oportunidades para otras mujeres, más en redes que en competencia a muerte.

Que las mujeres no pretendamos desplazar a los hombres sino trabajar en igualdad de condiciones y oportunidades. Y hacerlo cada minuto de nuestras vidas sin desfallecer, porque son muchos siglos de historia escrita en masculino.

Lo demás ya sólo requerirá hacer lo que ya sabemos, ser excelentes en todo lo que nos proponemos.

Qué te apasiona?

Luisa Laya: Me apasionan los viajes, los gatos, la lectura, el agua, el horizonte, los colores, las flores, el amor, las VW Combi, la comida bonita, sabrosa y aromática. También hacer, inventar y reparar cosas, imaginar, soñar y meditar. Creo en el poder refrescante del humor, me encanta la navidad, la gente amable, la libertad y la justicia.

La escritura creativa

Luisa Laya: Escribo mis ideas y a mi estilo desde los 7 años de edad. Esta actividad me hizo una niña un poco diferente porque con frecuencia me retiraba del grupo, para pensar en cualquier cosa y/o escribir. Alguna maestra llegó a pensar que algo no iba bien en mí, porque a veces hablando distraía a algún(a) amiguit@  y en otras oportunidades prefería estar más a solas en otra cosa… me sigue pasando lo mismo cuando me aburro, pero nunca lo confieso, en la infancia porque me habrían botado de la escuela, ahora porque la socialización me enseñó a ser parte de lo que sea necesario ser parte.

Desde entonces seguí escribiendo, pero yo creo que no soy escritora, sólo me gusta escribir. Me permite poner en algún lugar mucho de lo que pasa por mi cabeza, mi piel y mi alma. Me reta a enlazar ideas, conocimiento y emociones. Me ayuda a expresarme, porque a veces me atrapa la timidez y los temores. Me sana y me conecta.

Referentes

Mi primera referente es mi mamá, una mujer que nació en una hacienda de cacao en el estado Sucre de Venezuela, que criada entre hermanas y hermanos, plantas, gallinas, gatos, perros, ríos, campesinos, grandes sopas y cosechas; tuvo que cruzar el mar, con unos pescadores amigos de sus padres, para estudiar en la Isla de Margarita. Tenía apenas 8 años cuando mi abuelo la llevó hasta el puerto, la embarcó y la dejó sola encargándosela a estos señores, quienes la mantuvieron protegida del frío en un bote, mientras pasaron toda la noche navegando para entregarla por la mañana a unas tías que ella apenas conocía, donde ya estaban sus dos hermanas mayores para poder completar su escolaridad.

Pasados muy pocos años ya la hermana mayor (Lelys) se había casado y mi mamá (Luisa), junto con mi otra tía (Gladys) se fue a vivir con ese nuevo matrimonio. Había un ambiente muy estricto, era realmente difícil para ellas dos, y allí Luisa y Gladys se volvieron las más unidas, a pesar de ser la menor de ellas, mi mamá era quien le daba ánimos y apoyo a mi tía Gladys.

En algún momento de los años 50, mi tía Gladys le confesó a mi mamá que soñaba con la idea de irse a estudiar a Caracas, en la Escuela “Normal” que así llamaban a la institución donde se graduaban las maestras de la época. Luisa le insistió en que eso no tenía por qué ser un sueño, qué podía pedir ayuda para hacerlo, y mi tía no se atrevió. Mi mamá sí, y en secreto le escribió una carta al entonces presidente de Venezuela, Marcos Pérez Jiménez, exponiendo el caso de su requerimiento y deseo de estudio. Ella misma se fue hasta la oficina del correo en una oportunidad en la que los adultos la mandaron a comprar algo y envió la misiva al despacho presidencial en Caracas.

Al poco tiempo, en una tarde de lluvia tormentosa en Margarita, como ella misma cuenta, tocaron a la puerta, entre expresiones de sorpresa alguien fue a abrir, y buscaban a Luisa Guzmán. Era un motociclista de la escolta presidencial, forrado con una impermeable negra y con un sobre en la mano, para la Srta. Luisa Guzmán, de parte del despacho de Marcos Pérez Jiménez. Mi mamá caminó casi muerta del susto a recibir el sobre y al abrirlo se trataba de una beca con todos los gastos y necesidades cubiertas para ir a Caracas a estudiar en la Escuela Normal. Antes de que mis tíos mayores intentaran matarla, tuvo que explicar todo, y después de escuchar el regaño, empezaron el trámite para cambiar la beca a nombre de mi tía Gladys, quien era la verdadera interesada y quien finalmente gozó de ese beneficio.

Muchos años después llegó su momento de venirse a Caracas, también a estudiar y a trabajar. Aquí conoció primero a mi abuela, con quien compartió labores en el Ministerio de Educación y un día que la acompañó a la Cruz Roja a ver a su hijo hospitalizado por un accidente, conoció a Luis Alberto, mi papá.

A los años de casados, seleccionaron a mi papá para una beca de estudios de postgrado en Inglaterra. Luis Alberto, todo dudoso, empezó a buscar excusas y nuevamente mi mamá sacó su más profunda habilidad de liderazgo para montarlo en el avión y a un par de meses ella con mis dos hermanos mayores, y vivir esa experiencia que pocos podrían imaginar.

Esta historia es muy larga, mi mamá hoy en día tiene 79 años de edad. Imagina lo vivido. Tuvo y crió a 4 hijos, la mayor parte del tiempo sin esposo, porque se divorciaron cuando todos estábamos pequeños y él fue un magnífico papá de vacaciones. Luisa trabajó y trabajó mucho, nos dio estabilidad, alimento, estudio, amor y valores, y una familia con abuel@s, tí@s, prim@s, amig@s, risas y regaños.

¿Para qué te voy a hablar de otra referente aunque tengo más?

«…espero que, en caso de existir la reencarnación, el camino andado me haga nacer en un peldaño más arriba, porque comprendí y actué según lo que me tocaba en este»

El liderazgo de la mujer es como somos las mujeres: multifacético. Así lideramos, con la mano dura cuando es necesaria para corregir, con empatía cuando priva la emoción, con apoyo cuando el otro no puede, con consciencia de objetivo cuando las cosas no van saliendo, con seguridad y claridad de los miedos, con maestría, con redes.

Habilidades Mujer Emprendedora

«Las mismas que requerimos para reconocernos como líderes. Saber que somos hábiles, creativas, inteligentes, seguras, comunicativas, empáticas, organizadas y enfocadas. Sólo que reconocerlo es más difícil que leerlo, requiere un trabajo interior muy fuerte que implica autoconocimiento; esto es encuentro con tu propio mundo emocional, con tu historia personal, con la gente que te rodea, con los deseos y sueños, contra los prejuicios y barreras arrastradas desde varias capas generacionales.

Después de esto, obviamente y para cualquier emprendedora o emprendedor, sea cual sea su sexo, raza o procedencia, vendrá el aprendizaje y adaptación de todo el conocimiento que requiere un negocio, porque un emprendimiento, aun sin fines de lucro, requiere por lo menos sobrevivir y autosostenerse. Lo que significa que necesita ingresos, gente, tiempo, planes, visión, identidad propia, y otros recursos distintos según la característica que lo defina.

No cualquier idea genial con pasión se va a convertir en emprendimiento, y esa esfera de ensueño es necesaria llenarla con acción organizada.

Soy Visionaria

Creo que la vida es más trascendente en sí misma, que el simple hecho de levantarte cada día y hacer mil tareas hasta agotar tus fuerzas, para entonces caer dormida y volver a empezar. Intento hacer de mi vida una búsqueda constante de algo diferente, descubrir, aprender, equivocarme y ponerme furiosa, para calmarme y reflexionar para ver si de allí algo sale. No sé si mi existencia dejará algún camino andado para alguien más; sí espero que, en caso de existir la reencarnación, el camino andado me haga nacer en un peldaño más arriba, porque comprendí y actué según lo que me tocaba en este. No veo el futuro, que ni Dios lo quiera, pero sí intento imaginarme algunas cosas, para trabajar por ello. Esa es mi visión de visionaria.

MARITA SEARA

Marita es Socia Fundadora y Directora Editorial de Visionarias. Es Periodista, Editora y Consultora Comunicacional con Perspectiva de Género con una experiencia de más de 25 años. Fue Directora de Comunicaciones de VenAmCham, Gerente de Comunicaciones de Conapri y Editora de Business Venezuela. Hace años creó su propio blog, Voces Visibles, para escribir sobre los derechos de mujeres y niñas en el mundo. Ama hacer entrevistas y escribir sobre Emprendimiento Rural, sobre Viajes y, sobre la situación de las mujeres en diferentes ámbitos. De hecho, publicó en Amazon La Mujer. Una Voz que se extiende , además de realizar una serie de entrevistas a mujeres líderes en diferentes sectores y cuyo resultado se puede ver en su EBook: 6 Mujeres por la Igualdad.  Marita apoya y asesora a mujeres +50 a visibilizar sus emprendimientos.

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