El Saké: una historia de mujeres

Escrito por Roser Mendez
«La figura de la mujer en el mundo del saké ha ido evolucionando en paralelo a su sociedad: de ser fundamental en su elaboración, admirada como interlocutora con los dioses, a quedar relegada a un papel menor hasta el punto de prohibirle su acceso a las bodegas. Aunque su conocimiento de cómo hacer sake fuera superior al de sus colegas varones.

Obra de Utagawa kuniyoshi
Si os pregunto “qué sabéis del saké”, ¿qué me responderíais?
Seré más concreta. Cómo pensáis que se bebe: ¿frío? ¿caliente? ¿en copa grande, pequeña? ¿cómo un chupito? ¿Quién lo elabora?
Y si os hablo del vino… Si lo acercamos a la cultura mediterránea y os hablo de Baco, Roma o las vestales romanas, ¿estableceríais alguna relación?
Simplifiquemos ¿Cuál es nuestra relación con el vino? ¿cómo lo consumimos? ¿En qué momentos? ¿con comida, al llegar a casa? ¿solos, acompañados? Si vamos a cenar a casa de alguien ¿creéis que es una locura llevar una botella de vino? ¿forma parte de nuestra cultura?
Bien, pues con el saké es casi, casi igual. Está tan vinculado a la sociedad japonesa, su cultura, religión y normas sociales, como el vino en la nuestra. Se lleva como regalo cuando te invitan a cenar, o como cortesía. Se toma con las comidas, de hecho, aumenta las sutilezas de los productos que estás consumiendo. O se bebe solo, si te apetece una copa. No se bebe en chupito y su graduación alcohólica es como la de un vino fuerte.
Quizás, algunos, habíais pensado que se tomaba en vasos de chupito o tequila y que era de una graduación alcohólica tan alta como el tequila, la grapa o el orujo. Nada más lejos de la realidad. La graduación alcohólica del saké está entre 14º y 17º
La confusión viene por una mala traducción de la palabra “sake”, que en japonés significa “alcohol” en general. Aunque, quizás, una traducción más acertada sería bebida alcohólica. Toda bebida alcohólica (cerveza, whisky, vino, etc) es “Sake”. Lo que nosotros conocemos como “saké” se llama “Nihonshu”.
Entonces ¿qué es el Saké? Una bebida alcohólica fermentada a base de arroz, elegante, sofisticada y con una graduación alcohólica que está entre los 14 y los 17 grados. No es un tequila. Tampoco una soda. Está hecho a base agua, arroz, un hongo que llama “koji” y levadura. Tiene una paleta de aromas superior a la del vino. Más sutil y harmónico.
La mujer y el Saké
En el Kokiji, una de las crónicas japonesas más antiguas (712dc) ya ubica el origen del sake en la era de los dioses japoneses con leyendas entorno a ellos (como Susa No Onomikoto o Amateratsu).
El saké, desde sus inicios, ha estado vinculado a la tradición religiosa sintoísta. Hablamos de una cultura agrícola donde los rituales religiosos, y sociales, tenían una gran importancia en el día a día. Por ejemplo, se ofrecía sake a los dioses para tener una buena cosecha, para evitar tempestades o heladas en los campos… o para escoger un buen marido…
En las historias locales del período Nara (710-794), el saké se llamaba “kuchikame no sake” o “saké-masticado-en-la-boca”. Que consistía en masticar arroz y frutos secos y escupirlo en una cuba de madera donde se dejaba macerar. Era considerado un ritual religioso. Las únicas que podían masticar el saké eran las mujeres vírgenes del templo, ya que este sake era una ofrenda a los dioses y ellas eran las únicas interlocutoras con ellos. Este sake era conocido como “bijinshu” o “saké de las mujeres hermosas”.
Hasta la época Heian (kyoto 794-1185) el sake era consumido solo en los templos, con ofrendas y elaborado por mujeres. Es en esta era donde parte de esos rituales religiosos se incorporan a la vida de la corte y con ellos el consumo del saké por las élites del momento. La época Heian es la época cortesana japonesa por excelencia.
Al igual que el vino, después de elaborarse en los templos y consumirse por las élites imperiales y religiosas, llega al resto de la población.
Lo crean los terratenientes con el excedente de arroz que tenían de sus cosechas para ser usado y bebido en las festividades locales. Con el shogunato Tokugawa (1657) se empiezan a distribuir las primeras licencias oficiales para elaborar y distribuir sake. Que ya no es producido en pequeñas cantidades en los templos sino que ya ha adquirido una dimensión comercial.
En este momento el sake no es producido por las mujeres sino por hombres. Las mujeres, en esta época, tienen prohibida su entrada en las bodegas donde se elaboraba el saké. Han pasado de ser quienes lo elaboraban, las únicas que se podían comunicar con los dioses, a tener prohibida su entrada en las bodegas o kuras por ser impuras. Hasta finales del siglo xx donde la situación vuelve a cambiar y su presencia cada vez es más relevante. Dentro y fuera de las bodegas o kuras.

Obra de Okumura Masanobu
La figura de la mujer en el mundo del saké ha ido evolucionando en paralelo a su sociedad: de ser fundamental en su elaboración, admirada como interlocutora con los dioses, a quedar relegada a un papel menor hasta el punto de prohibirle su acceso a las bodegas. Aunque su conocimiento de cómo hacer sake fuera superior al de sus colegas varones.
¿a qué fue debido este cambio? En parte al concepto japonés del “ie” (familia, casa): el lugar de la mujer estaba dentro de la casa no fuera. Su papel quedaba relegado al interior y a ser madre y educadora.
Sin embargo, como gestora de la casa, cuando se organizaban “eventos” era ella la que decidía que se servía y que bebidas se tomaban.
Además, en la sociedad japonesa el primogénito varón hereda el negocio familiar. No la hija. Esta tradición y norma social indica que la hija era “adoptada” por la familia del marido cuando se casaba: dejaba un “ie”, el del padre, para pasar al “ie” del esposo. Sin embargo, si una familia no tenía hijos varones, el marido de la hija era el “adoptado” dentro de la familia de la mujer y era él el que heredaba el negocio familiar. No ella. La línea sucesoria pasa a través del varón. Como en otras sociedades, era, también, otra forma de escala social para los hijos no herederos.
Una tradición sigue todavía vigente, aunque, como en todas partes, ya no es seguida de forma tan estricta como hace unas décadas. Pese a ello, en una industria tan tradicional como la industrial de Saké tiene especial relevancia. La “aceptación” de la mujer en las kuras ha ido más sutil cuando la mujer formaba parte de la familia propietaria.
El papel de la mujer en la industria del sake ha ido evolucionando en paralelo a la sociedad japonesa y no podríamos entender la situación actual de la mujer, en esta industria, sin tener en cuenta estos antecedentes.
El papel de la Mujer en la industria del Saké Hoy
La mayoría de personas que trabajan en una bodega de saké (o kura) son hombres. La presencia femenina en la industria del saké actual, no solo está vinculada a este papel histórico de la mujer sino también a la presencia de la mujer en el mercado laboral. Entre 2021 y 2018 casi tres millones de mujeres se incorporaron al mercado laboral japonés y es una de las poblaciones más envejecidas del mundo.
Partimos de las iniciativas politicas de Shinzo Abe, conocidas como Womenomics, que pretendían fomentar la autonomía de la mujer y su participación en la economía y la sociedad. Siendo uno de sus principales focos, el aumentar la presencia de la mujer en las posiciones de liderazgo hasta llegar al 30% de presencia femenina en puestos líderes entre el 2013 hasta el 2020. Según el informe del Foro Económico Mundial (The Global Gap Report 2021) Japón ha caído del puesto 115 al 117 en 2021 en liderazgo y reconocimiento salarial. Y ocupa la posición 120 de 156 países en cuanto a desigualdad de género.
Actualmente, las kuras tienen problemas para incorporar personal. Tanto por las exigencias físicas requeridas para la elaboración del sake como por su alta exigencia: es un trabajo 24/7, estacional, y la mayoría de las bodegas se ubican en zonas rurales. Esta escasez de obra se ha convertido en un revulsivo que ha permitido que muchas bodegas se abran a incorporar a mujeres en sus entornos. A romper barreras y a abrirse al nuevo mercado laboral existente.
Preparación del arroz
Foto de Roser Méndez

Es en los últimos 20 años que la presencia femenina ha vuelto a entrar en el mundo del sake. Como directoras de las bodegas, cómo Toji (que serian maestras elaboradoras de Saké, o las “enólogas” del vino), como trabajadoras base, como PR o SalesWomen.
Los estudios universitarios para ser toji cada vez cuentan con más mujeres en sus aulas. Quienes, a su vez, cuentan con todo el apoyo familiar para seguir esa carrera aunque no estén vinculadas, familiarmente, a ese mundo. Las bodegas las van incorporando poco a poco.
Os puedo explicar en primera persona que cuando fui a estudiar a una Sakagura fui rechazada, a pesar de que mi candidatura había sido aprobada, cuando descubrieron que era una mujer. Tuve que hacer un esfuerzo importante para demostrarles que eso era irrelevante. Fue una experiencia increíble y nuestra relación hoy en día es fuerte y llena de respeto el uno por el otro. De hecho, han incorporado a una mujer estudiante para Toji, Hikari Moriyama en su bodega. La primera mujer Toji de la bodega y de sólo 23 años.
En la actualidad hay varias mujeres referentes en la industria del sake en las diferentes áreas que engloba el sector. Si bien es cierto que muchas de estas mujeres están vinculadas familiarmente a las bodegas que representan (son hijas de, nietas de, sobrinas de.. ), también es cierto que han regresado, de otras carreras profesionales, voluntariamente, al negocio familiar para llevarlo a otro nivel. Como una Emi Machida, Miho Fujita o Miho Imada entre otras.
La Toji Emi Machida, de la sakagura Machida Brewery en la prefectura de Gunma ha ganado 7 veces el “Gold Prize” de la Annual Japan Sake Adwards . De hecho, fue la primera mujer Toji en su prefectura y tuvo que luchar contra la discriminación todo y ser hija del dueño de la Sakagura.
En la prefectura de Hiroshima está otra de las grandes referentes del Sake actual: Imada Miho, Toji y Directora de la bodega de Sake Imada, elegida en el 2020 como una las mujeres más influyentes del mundo por la cadena británica BBC . Su sake Fukuchö es ganador de varios premios y marida excepcionalmente bien con ostras. Imada Miho se convirtió en Toji hace 25 años. Entonces sólo había 5 mujeres tojis.
Rumiko Moriki, cuarta generación de la empresa familiar Moriki Brewery. En la prefectura de Mie. Se unió a la empresa familiar en 1988 y luchó contra la tradición de que las mujeres no podían entrar en las sakaguras. Fue la primera mujer Toji de Japón. En la actualidad la Toji de esta bodega es otra mujer: Rie Toyomoto.
Fumiko Shintani es la Toji de Shintani Shuzo. Su esposo es el kuramoto o dueño. Son los únicos trabajadores de la bodega, la más pequeña de la región de Yamaguchi y una de las más pequeñas de Japón. Y ganó uno de los premios de la Annual Japan Sake Awards en el primer año que entró en competición con su sake Wakamusume.
Maiko Tsuji es la séptima generación de Tojis de la bodega familiar Tsuji Honten quienes producen su junmai nigori siguiendo uno de los métodos de producción de sake más antiguos: Bodaimoto.
Otras mujeres referentes son Daimei Fan, CEO de Eikou Sake en Tokyo es exportadora y divulgadora de Sake. Ayako Yoshida, Saké Sommelier y Saké PR. Cristina Losada Saké Sommelier y un sinfín de mujeres más entre ellas yo misma, que están realizando una labor fundamental para romper barreras y dar cabida a otras mujeres en esta industria.
De vuelta a los orígenes
el sake vuelve a ser cosa de mujeres

Asociación de mujeres Akane Kai en un curso sobre Sake. Foto de Roser Méndez

Emi Machida. Fuente: Global Voices

Imada Miho. Fuente: The Sake Lady
Actualmente hay unas 20 tojis entre las 1.200 bodegas de sake existentes en Japón. Cuando Imada San empezó como toji hace 25 años había sólo 5. Cierto, no ha habido una gran explosión de Tojis y de incorporación de la mujer, pero si un cambio donde la mujer participa más activamente en todos los roles relacionados con la industria del Saké. Donde, cada vez más, son acogidas de manera transversal e inclusiva.
Foto imagen principal de Roser Méndez
Una participación que enriquece al mundo del sake al aportar una sensibilidad diferente y una percepción única que es un valor añadido para la internacionalización de las bodegas donde participan y la promoción del saké tanto a nivel nacional como internacional. Un futuro prometedor donde su labor es cada vez más reconocida en todas las áreas y donde veremos más mujeres participando y recogiendo premios en esta industria.

SaKe Pizarra de Vicent Feliu

Roser Méndez
Roser Méndez, ha vivido y trabajado en varios países y continentes, entre ellos Japón dónde además de tener un Máster Degree sobre Japón y China contemporáneos vivió y estudió en una bodega de sake para profundizar en su conocimiento de la cultura y del Saké. Fue a raíz de esta experiencia que se dio cuenta de que su propósito era dar visibilidad al talento femenino y colaborar para crear culturas corporativas donde las carreras de las mujeres vibren, sean apoyadas para que sigan sus propias metas sin bias o barreras.
Fundadora y directora de Komorebi Solutions Boutique Consulting firm especializada en PR y Comunicación Estratégica. Con un bias en temas de equidad, y sesgos conscientes e inconscientes. DI&E Advocate. Co-líder de Lean In Crownz International. Roser es licenciada en Comunicación con la mención de PR y comunicación corporativa. Y posee un Master en Marketing Digital. Es una apasionada de la comunicación y de cómo ésta puede ayudar a crear puentes para unir culturas y personas. Apasionada de la lectura y las culturas, colabora con varias organizaciones y es conferenciante en temas de equidad, perspectiva de género e igualdad en empresas y mentoriza a jóvenes para que puedan llegar más lejos en sus carreras. Actualmente reside en el sur de Francia y ayuda con su firma Komorebi Solutions a emprendedores y empresarios a crear entornos inclusivos a través de la Comunicación Estratégica y las PR.
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