Vivencia de dos hermanas: Estar en el presente con paz interior

Olga Yanes de Aguerrevere y Mercedes Yanes son mis hermanas. Somos una familia de once hermanos donde el amor, la solidaridad, el respeto a las diferencias nos han mantenido unidos en un mundo cada día más diverso y fraccionado. Gracias a esa solida formación humana y espiritual hemos también aprendido a apoyarnos en los momentos de enfermedad;  a valorar la salud, la vida y comprender que la muerte es parte de ella.

Aunque ninguna de la familia se ha hecho pruebas genéticas, las estadísticas parecen indicar que hay una propensión al cáncer pues dos de las seis hermanas han tenido cáncer de mama, lo que nos ha hecho más conscientes y responsables sobre nuestra salud.

Olga y Mercedes nos comparten sus visiones, sus vivencias, sus aprendizajes que pueden servirnos a todas para tomar conciencia y poder prevenir una enfermedad que atendida a tiempo puede salvar muchas vidas.

«Somos una familia de once hermanos donde el amor, la solidaridad, el respeto a las diferencias nos han mantenido unidos en un mundo cada día más diverso y fraccionado.

Anabel Yanes

Anabelle Yanes entrevista a sus dos hermanas Mercedes y Olga, quienes han padecido cáncer de mama. Una entrevista muy cercana, muy entrañable y llena de mensajes. Vivir la vida, no esperar al mañana, apoyarse en la familia y en esas personas más cercanas. Cuidarnos, buscar varias opiniones ante una enfermedad, no dejar de luchar.

En la foto principal vemos, de izquierda a derecha: Mercedes, Maruja, Olga y Anabelle.

P: ¿Cómo fue el proceso de diagnóstico, qué les hizo ir a consulta?

Olga: A mi diagnosticaron de una manera fortuita. Yo estaba haciendo mi examen anual, la ginecóloga me recomendó que era tiempo de hacerme una mamografía. Tenía 45 años. En la mamografía apareció un pequeño tumor de un centímetro. El médico me recomendó hacer otra mamografía en Caracas, pues yo vivía en el interior del país (Venezuela).

En la mamografía que hice en Caracas aparecían dos tumorcitos en forma de ocho; el médico me dijo que no eran malignos, pero que era mejor operar, que no había urgencia. De hecho, yo tenía el matrimonio de mi hijo mayor ese mismo mes. El médico me dijo que pensaba había un 95% de probabilidades de que la biopsia diera negativo, pero no fue así, la biopsia dio positivo.

Después del matrimonio tuve la cirugía en la que me hicieron una mastectomía parcial con disección axilar de mama derecha

«Uno puede enfermar y morir de muchas otras cosas, puede tener un accidente y la muerte puede venir de cualquier parte, entonces para mí el cáncer no es un una bandera roja que anuncia que la muerte ya llegó. Es algo que hay que atender y mientras más rápido mejor.» Olga Yánes

Mercedes: Yo tenía que viajar a Estados Unidos porque me nacía una nieta e iba a apoyar a mi hijo y mi nuera. Generalmente me hacía la mamografía todos los años,  pero no me lo había hecho el año anterior,  Siempre me las hago para mi cumpleaños y si me iba de viaje tendría dos años sin hacerla. Así que decidí  hacer ese examen antes de irme, pero realmente yo no me sentía nada, porque eran demasiado mínimos.

Me hice la mamografía y el eco mamario. Para el momento yo no tenía mastólogo porque se había ido para Estados Unidos, así que le llevé los resultados a mi ginecólogo. No recuerdo exactamente qué ocurrió allí, sé que en la mamografía  lo que me vieron fueron  dos cosas mínimas; una medía 7 milímetros y otra 9  milímetros y el informe decía “diríjase a su mastólogo”.  Pero como no  tenía mastólogo, además estaba con la emoción del viaje,  pensé que eran dos cositas muy chiquitas que podían esperar.

Mi amiga Liliana Bruno  me sugirió que fuera a su médico que es ginecólogo, mastólogo, oncólogo y cirujano oncólogo. Decidí ir con ella al Dr. Sucre.  En principio, él me recomendó que me fuera de viaje y habláramos cuando regresara, pero le expliqué que me iba por cuatro meses. Me sugirió que me hiciera otro eco con el Dr. Castrone  quien me dijo «opérate ya». La verdad es que entre la mamografía, el primer eco y el eco del Dr. Castrone, en apenas quince días  ya me habían aparecido dos cositas más.

Cuando iba saliendo él me abrazó y me dijo “por favor piénsalo, no te vayas de viaje”. Yo le respondí: No tengo nada que pensar pues no me voy,  me opero la semana que viene y así fue, porque he sido una persona de actuar rápido, no de pensar mucho. Yo he sido siempre impulsiva hasta para la salud y  ni siquiera esperé que me saliera la carta aval del Seguro. Eso fue la última semana de noviembre, me hice todos mis exámenes y el 3 de diciembre me estaba operando.

Mercedes a la izquierda y Olga a la derecha. En el centro, su hermana Maruja, la mayor.

P: Olga, ¿cuándo apareció el nuevo tumor?

OLGA: A los 73 años, cuando ya prácticamente ni me acordaba del cáncer. Me percaté que la mama que había sido operada estaba botando un poquito de líquido. Casualmente tenía cita con el dermatólogo quien me examinó y sugirió que fuera al mastólogo. En la mamografía no se encontró nada, por lo que me sugirió observar cualquier cambio. Me mantuve alerta y al año sentí una dureza grande al borde de la mama. De inmediato fui al mastólogo, quien me hizo una citología por punción, en la que encontró que había que operar. Tuve la cirugía a los tres días con mastectomía total de la mama derecha.

P: ¿Qué tipo de cáncer les diagnosticaron?

OLGA: En la primera oportunidad el diagnóstico fue un adenocarcinoma bien diferenciado con doce ganglios negativos, con receptores hormonales positivos.  Me indicaron unas quince sesiones de radioterapia, me aplicaron el tratamiento y continué con mis chequeos anuales.

En la segunda oportunidad, en la patología, se reveló un carcinoma ductal pobremente diferenciado de 2,5 x 2,5 x 2 cm. retroareolar con invasión angiolinfática , infiltración del pezón y márgenes negativos. Y apareció una segunda lesión, que no se había visto en la mamografía, de 0.5 mm pero mucho más agresiva pues dio un HER2 positivo. Decidieron aplicarme quimioterapia y después la doctora me sugirió radioterapia. El radiólogo coincidió, aunque no indispensable, sí era preferible para estar bien cubierta. Adicional a la quimio, me indicaron un tratamiento con Trastusumab, una monoterapia complementaria inhibidora del GER2. Con esto se cumplió el tratamiento  –agregó Olga.

MERCEDES: El primer diagnóstico fue del doctor Castrone, a quien de verdad lo recomiendo porque él ve lo que nadie ve y él vio unos filamentos que no habían visto antes. Cuando a mí me operan el doctor me había dicho que me iban a sacar la cuarta parte del seno, pero cuando me despierto, veo que me sacaron el seno completo.

Cuando llegó al doctor, junto con el patólogo, le pregunté «pero por qué me sacaron todo». El médico me explicó que habían tenido que vaciar el seno completo porque parecía un cielo estrellado y que todos esos puntitos que había eran carcinomas, entonces decidieron quitármelo todo. Nunca me sentí mal por eso. Todo esto ocurrió en  2016, cuando tenía 58 años.

El diagnóstico final fue carcinoma ductal infiltrante grado 1; 2 ganglios de 13 presentaron enfermedad metastásica. Pero para mí nunca fue relevante el tipo de cáncer –precisó Mercedes-. El Dr. Raúl Vera, que fue mi oncólogo, me dijo que había un 95% de probabilidades de que de que no recayera; que había un 5% de personas que recaían, pero que esas eran quienes no se hacían sus controles.

El Dr. Vera también trató a mi tía Mercedes, quien también tuvo cáncer de mama, y yo llevo su nombre. Al ver mi informe  me dijo:

“Mercedes, puedo buscar el  informe de tu tía y es la misma célula; es como que estuviera leyendo el informe de tu tía”. Ahí se ve la incidencia de la genética –agregó Mercedes.

HER2 Positivo

El HER2 (por sus siglas en ingles) es una proteína en el exterior de todas las células mamarias que promueve el crecimiento. Las células de cáncer de seno con niveles más altos de lo normal de HER2 se llaman HER2-positivas. Este tipo de cáncer de seno tiende a crecer y propagarse más rápido que otros, pero responden al tratamiento con medicamentos que tienen como blanco a la proteína HER2.

Fuente: American Cancer Society

Revisar el término “maligno

El lenguaje siempre tiene un impacto en nosotros, por eso Olga propone revisar el término «maligno«. Considera que allí hay un mensaje que no es apropiado: “Cuando te dicen que tienes un tumor maligno, sientes que es algo que viene del mal, te preguntas qué mal hice yo para que me ocurra esto, será que no me cuidé…Eso te predispone en forma negativa y realmente «malignas» son todas las enfermedades: un infarto, un ACV, el Covid… no creo que haya ninguna benigna. Pienso que los tumores simplemente deben tener  un nombre. Creo que ese término está cayendo en desuso y debemos erradicarlo cuando hablamos de cáncer de mama”.

P: ¿Cuáles fueron los mayores temores que tuvieron que enfrentar?

OLGA: Yo le doy gracias a Dios porque yo creo que mi fe me ha dado una visión muy particular sobre la vida y la muerte. En mi caso, al contrario de lo que pasa con mucha gente, nunca sentí miedo a morir, no pensé que esta situación me conduciría a la muerte porque yo siento que desde que nacemos, vamos a la muerte en algún momento; no necesariamente tiene que presentarse una situación como un tumor. Además tuve una experiencia de paros cardíacos por bloqueo ventricular, que no tienen relación con el cáncer, por los que necesité un marcapasos. Esto me reafirmó en mi visión de que lo anuncien, (como podría ser en el caso de un cáncer) o no lo anuncien, va a dejar de suceder.

En toda esta visión me reafirmó el hecho de haber asistido hace ya 30 años, luego de la primera operación, a unos talleres de Psiconeuroinmunología que dictó en Caracas el Dr. Carl Simonton, radiólogo y autor del libro “Sanar es un viaje”.

Él hizo un estudio con sus pacientes, pues encontró que teniendo pacientes con un mismo perfil de enfermedad, condiciones de salud, edad, etc., algunos se curaban y otros no. Se dedicó a estudiar por qué se puede dar la sanación en unos casos y los otros no lo lograban. En Venezuela, la profesora Marianela Castés, de la Universidad Central, se especializó en esta área y fue quien invitó a Simonton a dictar ese taller en Caracas

En ese taller, la primera experiencia fue vivir la propia muerte. Las personas se enferman muchas veces por el miedo a la muerte. Si uno aprende a conocer y tomar la muerte como un proceso de la vida, uno puede tener una vida más sana porque vives sin miedo.

Ese taller me ayudó bastante. Yo compré el libro y practicaba los ejercicios que allí se indican para poner la mente al servicio de la inmunología. Yo he cumplido siempre todos los protocolos médicos. Independientemente de lo que sientas o no, debes seguir las indicaciones del médico, hoy día hay muchos adelantos que te pueden sanar.

MERCEDES: Yo no le tenía miedo a la muerte. Mi mayor temor era hacer una nueva vida. Pensaba que iba a quedar discapacitada y  venía de enfrentar un proceso de divorcio a raíz del cual había tenido que construir mi vida. Yo decía: «Dios mío ahora voy a tener que volver a construir otra nueva vida», porque imaginaba que luego de haber alcanzado mi independencia iba a tener que vivir con mis hijos. 

Eso me daba inseguridad y miedo a lo desconocido. Esa es una enfermedad que  puedes leer, informarte  pero hasta que no la padeces es algo desconocido, es  otro mundo.

Solamente quien lo ha sufrido  puede entender lo que lo que yo digo: es un gran miedo, una incertidumbre eso era lo que yo sentía una incertidumbre del futuro,  de los tratamientos… prácticamente de todo.

Mercedes y Olga con sus hermanos Luis y Andrés.

«Hay que estar pendientes de detalles»

De las experiencias de otros podemos aprender. Olga nos cuenta a manera de anécdota que después de la cirugía, le enviaron el informe de la biopsia, se lo llevo al mastólogo y la refiere a su oncóloga. “Cuando fui a la oncóloga le llevo el informe, ella me dice que se analizaron dos tumores, pero tengo solo el informe de uno. Resulta que por un descuido  del laboratorio habían dejado la segunda muestra sin analizar y justamente era la que tenía el HER2 que es el más agresivo. La oncóloga ya me había  indicado el tratamiento y yo lo había comprado. Tuve que devolver el tratamiento y comprar uno nuevo. Tenemos que estar muy atentos;  yo había notado algo extraño, pero me confié que los informes estaban bien. Debemos revisar todo pues somos los responsables de nosotros mismos”.

«No hay que darle vueltas a tu enfermedad»

Un factor que fortaleció la visión de Olga sobre  la muerte fue el hecho de que su cirugía ocurrió comenzando la pandemia del Covid. ”Viendo tantas situaciones difíciles, las muertes que ocasionaba esta pandemia, yo me sentía bendecida con lo que tenía.

«Estaba protegida en mi casa, muy acompañada, por mi esposo y  mis hermanas; además,  yo estaba ocupada porque trabajo en las Damas  Salesianas y en medio de la pandemia, manteníamos reuniones por Zoom constantemente,  trabajando desde la casa. 

«Yo pienso que estar ocupada, el tener una actividad es una gran ayuda y a a mí me ayudó porque  no estoy pensando en otra cosa sino en mi trabajo, mantienes la mente ocupada. 

«También tuve la experiencia con una prima quien tuvo cáncer de tiroides que hizo metástasis a los pulmones y le habían pronosticado tres meses de vida. Ella vivió en mi casa y logró sobrevivir tres años. Trabajaba en sus traducciones, leía y jugaba cartas. Siempre decía: «necesito mantener la mente ocupada». El juego distraía su mente. Con ella aprendí que no debes estar dándole vueltas a tu enfermedad”.

P: Olga, tu primera cirugía fue algo bastante sencillo, pero la segunda resultó más agresiva. ¿Cómo lo asumiste?

OLGA: Creo que en la primera etapa no sentí ningún temor. Ciertamente el médico me explicó muy bien y él estaba convencido que el tumor era tan pequeñito que no era maligno. No hubo mayores cambios en mi vida. En esta segunda oportunidad fue algo mucho más violento porque fue como de repente, de todas maneras yo he mantenido la filosofía de que el cáncer no es la única enfermedad que te puede matar. Uno puede enfermar y morir de muchas otras cosas, puede tener un accidente y la muerte puede venir de cualquier parte, entonces para mí el cáncer no es un una bandera roja que anuncia que la muerte ya llegó. Es algo que hay que atender y mientras más rápido mejor.

Quizás lo que yo he sentido alguna vez es el temor al sufrimiento, al dolor. Gracias a Dios, en mi caso no fue nada doloroso en sí. La quimioterapia fue muy controlada, por lo que no tuve mayores efectos secundarios aparte de perder el cabello, pero eso no me afectó.

Pero en esta segunda cirugía tuve una sensación de acompañamiento al poder compartir lo que estaba viviendo con Mercedes, pues ella había pasado por una situación muy similar tres años antes.

Era como un camino conocido, ella estaba muy bien, tuvo mastectomía al igual que yo y eso es algo que aterroriza a muchas mujeres pues representa perder una parte de su cuerpo, particularmente las mamas que es una señal de feminidad. Adicionalmente, en la familia habíamos vivido la amputación de una pierna a mi papá y vimos como él con tanta valentía lo afrontó.

Uno dice, una mama no me hace diferente, aparte de que existen muchas alternativas estéticas. Creo que todo esto contribuyó, para que la mastectomía no fuera traumática para mí, era algo vivido por mi hermana. Creo que la comunicación y confianza con tu médico, el compartir con otras mujeres que están atravesando por una situación similar ayudan mucho en todo el proceso.

Olga con su esposo, Polo.

«No debemos esperar algún día para comenzar lo que queremos, debemos ponernos manos a la obra.».

Olga Yánes

Señales de Alerta

Para Mercedes, hay algunos síntomas que son alertas, aunque no te los tocas. ”Yo empecé a tener como una artritis en las manos, porque estaba en clases de cuatro (instrumento de cuerdas típico de Venezuela) y recuerdo que  le decía al profesor que me costaba mucho hacer todos los movimientos. Él me decía que tenía que ejercitarme más.

¿Sabes lo que me impresionó? que cuando me desperté ya no me dolían las manos.

Otro síntoma era un gran cansancio. Yo caminaba todos los días dos horas, de repente comencé a cansarme a los 20 minutos y tenía que regresar a la casa.

También comencé a tener una ansiedad por el dulce, nunca he sido una persona dulcera pero me comía hasta tres chupetas en una sentada. 

¿Qué me pasa? –ella se preguntaba- ¿por qué estoy comiendo esa cantidad de dulce y tengo que estar todo el tiempo con un dulce en la boca? Y en paralelo comencé a adelgazar de manera impresionante. Estaba feliz porque estaba perdiendo peso, pensaba que podía ser diabetes. 

El doctor Raúl Vera lo primero que me quitó fueron los dulces porque la célula cancerígena se alimenta de glucosa y ella te genera esa necesidad de azúcar.  También  noté que el pezón estaba cambiando, lo veía como aplanado, eso es el «pezón invertido«.

Esos son síntomas que yo sentí, pienso que las mujeres no sólo deben hacerse el auto examen, sino aprender a notar cualquier cambio. Nosotros conocemos nuestro organismo y debemos atender cualquier cambio”.

Yo no he sido una persona de estar investigando en internet sobre las enfermedades. Eso me genera mucha angustia. Pero durante mi quimio investigué sobre esos síntomas que había tenido de ansiedad por azúcar, la artritis, el cansancio y efectivamente son indicadores que debemos conocer.

P: ¿Qué aprendizaje les dejó?

OLGA: Me ha hecho más consciente de disfrutar el día a día, las oportunidades que tengo y  aprendí a estar en el presente. Hay  personas que  dicen: yo lo único que quisiera  es poder ver que mi hija cumpla 15 años; que mis nietos se gradúen, etc.  Esa cosas para mí no significan nada porque sé que hay otra vida, que voy a seguir  viviendo y mucho mejor que ahora. 

Las cosas que algunos piensan que se pueden perder,  como por ejemplo, darle la vuelta al mundo o conocer tal ciudad…lo harás  desde la otra vida –dice entre risas -.

Yo creo que la gente a veces se llena de suposiciones: cómo sería el año que viene, qué podría hacer la semana próxima… la gente se llena de expectativas que al final es lo que te enferma.

No debemos esperar algún día para comenzar lo que queremos, debemos ponernos manos a la obra. 

Ésta, que ya era mi visión, la reafirmé con los talleres del Dr. Simonton. Además, cuando  tienes una visión trascendente de la vida, que la vida no se acaba aquí, que hay algo más,  vives con esperanza. 

Mercedes: Mi vida cambió. Aprendí que soy vulnerable aprendí que necesito de las demás personas y que las demás personas van a estar para ti cuando tú las necesitas.  Aprendí a valorar a mi familia de la cual estaba muy separada…no muy separada –Mercedes se corrige-  es que me había tocado enfrentar el divorcio sola. En ese momento  me di cuenta de que mi familia sí estaba para mí.  Ya yo había aprendido bastante con el divorcio.

Pero con el divorcio, aparte de que yo tengo una personalidad fuerte, me había vuelto más fuerte. Al principio con el tratamiento del cáncer te haces una coraza de guerrera,  todo el mundo te dice “eres mi guerrera”; pero en un momento me di cuenta que no quería ser una guerrera, que necesitaba apoyo, comprensión; es un momento en que estás muy vulnerable y concientizas tu vulnerabilidad. Tuve que reconocer que  no podía sola. Realmente conté con todo el apoyo de mi familia.

Dos cosas le pedí a mis hijos y a Luis mi hermano, que era quien estaba en ese momento:  la primera, que no quería ocuparme de los medicamentos y la otra que no quería estar sola. Mis hijos se ocuparon de mi tratamiento y yo, parecía una judía errante con mi maletica, primero con mi hija Maria Elisa, después con Carlos Guillermo. Para el tratamiento me fui a Caracas a casa de Ileana, mi cuñada, pues Olga no estaba.

Ileana tenia terror de que me fuera a morir con ella, pero al final me reconoció que fue una experiencia maravillosa. Después me quedé con Olga y Polo, al tiempo ellos tuvieron que viajar y me quedé sola con la perra, pero en casa de Olga vive toda la familia del esposo cerca y es una comunidad muy unida.

Cuando iba a Valencia (Venezuela) me quedaba en casa de mis hijos. No había vuelto a mi apartamento. Tuve el apoyo de mi sicólogo. También leí el libro de la Dra. Marianela Castés “Psiconeuroinmunología” que me prestó Olga e hice las meditaciones. En esa época comencé a rezar el rosario y no lo he dejado de rezar hasta ahora. Yo pienso que ataqué mi enfermedad en todos los aspectos: el emocional con mi sicólogo y el apoyo de la familia, el espiritual con el rosario y comencé a ir a misa y el físico cumpliendo todos mis tratamientos.

Mercedes con su hija y nieto

«Hay que agarrarse a todo»

Mercedes es una persona muy ocurrente y divertida nos comenta que en una oportunidad su sicólogo le dijo que la podía curar sin quimio. “Yo le dije, yo creo mucho en usted que me ha ayudado toda la vida…pero no creo tanto…yo voy a seguir con usted, pero me hago mi quimio, mi radio y todo lo que me manden los médicos, yo recurro a la ciencia. Él se moría de la risa.  Hay que agarrarse de todas las cosas”.

«Aprendí que soy vulnerable aprendí que necesito de las demás personas y que las demás personas van a estar para ti cuando tú las necesitas».

Mercedes Yánes

Mensaje de Olga y Mercedes…

Mensaje de Olga 

Creo que la consecuencia inmediata de no atender a tiempo un tumor es la posible metástasis a otros órganos. Si lo atiendes a tiempo, cuando el tumor es pequeño lo sacas y te haces los tratamientos para terminar de matar las células que puedan quedar por allí, porque cualquier celulita por mínima que sea queda flotando en el organismo, se puede meter en el sistema.

Una debe tratar de hacer el máximo de tratamientos que ofrece la ciencia, para eliminar todo riesgo de que se pueda reproducir en otra parte. Cada caso es particular, es importante estar informado, pedir información, apoyarse en la las instituciones que te dan información y, si es necesario, consultar otros médicos, porque hay distintos criterios sobre lo que se debe hacer.

El tratamiento de Mercedes y el mío fueron muy diferentes. Incluso, en mi propio caso, los dos tumores que causaron la mastectomía no son de la misma naturaleza que el primero que tuve. Son completamente distintos. Podemos pensar que al eliminar un tumor se acabó el problema, pero lamentablemente pueden surgir otros.

Mensaje de Mercedes 

Independiente de los exámenes físicos que debemos hacernos, yo les digo que si bien uno tiene una predisposición genética para esta enfermedad, no nos hablan de la manera cómo las emociones pueden afectarnos. La parte emocional tiene una incidencia muy grande. La falta de perdón, yo he trabajado mucho el perdón durante todo este tiempo. Todavía lo trabajo.

Todas podemos tener una pérdida en la vida, pero tenemos que trabajarla desde el primer momento y no dejar que esas emociones transformen nuestras células, porque las células del cáncer son nuestras propias células que nos atacan.

Mientras uno no trabaje una parte del perdón, esa enfermedad puede inclusive volver. Al final cuando logramos tener esa paz interior es cuando sanamos realmente.

Yo no digo que esto es una lucha, esto es un trabajo de todos los días. Trabajo por mi paz, por mi vida.

Fotos suministradas por Anabelle Yánes

Anabelle Yanes

Ejerció como periodista en Venezuela hasta el año 2002 en el área de economía, finanzas y negocios. Posteriormente desarrolló un emprendimiento para la fabricación de mermeladas y dulces artesanales.

En 2008 participó en el Concurso Ideas clasificando entre los cinco primeros proyecto de 730 participantes por el concepto de red de productoras artesanales. El emprendimiento tuvo éxito y duro hasta el 2019 cuando debido a la crisis económica en Venezuela se paró la producción y venta.

En paralelo, trabajó como docente durante este período.

Actualmente retoma el periodismo e inicia una nueva etapa escribiendo cuentos infantiles.

Vive en Estados Unidos.

 

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2 Comentarios

  1. Alice Santos

    Excelente entrevista a las hermanas Yánes. Un mensaje esperanzador. Gracias por compartir.🙏🌹

    Responder
    • Laura Cecilia Yanes Escalona

      Excelente entrevista… el lado humano del cáncer y la importancia del enfoque holistico de esta enfermedad.

      Responder

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