Los vinos argentinos reflejan una identidad de terruño

Una entrevista de Andrea Collazo y Florencia Tovar

Hace 20 años, Manuela Parra comenzó su emprendimiento como productora de vinos argentinos en la provincia de Buenos Aires. Bodega Saldungaray es una pequeña bodega familiar que produce actualmente cerca de 50 mil litros de vino –blancos, tintos y espumosos- a partir de un viñedo propio. Y su estrategia de comercialización se basa fundamentalmente en la experiencia enoturística, donde se ofrece al consumidor la posibilidad de conocer de cerca el proceso de producción y cata de los diferentes tipos de vinos.

Parra asegura que no es la única emprendedora en ese sector. Y está convencida de que vendrán muchas más y que trabajarán para derribar las barreras que por siglos han tratado de cerrar la puerta de ésta y otras áreas de negocios a la mujer.

«Para mí hay un estilo con identidad propia. Son vinos (los argentinos) que reflejan una identidad de terruño, donde la expresión cultural es un punto de diferenciación.»

¿Es más frecuente ahora encontrar mujeres al frente de las bodegas? 

manuela parra:

Sí, es mucho más frecuente que antes. Viene cambiando la sociedad, resquebrajando sus cimientos conservadores, pero esto sucede lentamente y en Argentina aún no hay plena justicia en materia de género.

¿Qué hacer para atraer más mujeres profesionales a este sector?

Romper con lazos patriarcales obsoletos que vuelcan el peso de las tareas de cuidado en las mujeres, lo que obstaculiza el desarrollo en áreas creativas, científicas, comerciales. Se debe legislar en favor de la equidad de género, quitando este peso enorme; que la mujer no encuentre límites para su desarrollo profesional que se asocien con su condición de mujer. Una sociedad más justa no solo mejora el rol de la mujer, sino de todos independientemente del género.

¿Cómo tener más mujeres en la elaboración de los vinos, más enólogas, más sommeliers o más dueñas y creadoras de bodegas?

A las mujeres nos gusta el vino, la ciencia, la comunicación… Solo debe reorganizarse la sociedad. Las mujeres estamos muy bien predispuestas para éste y tantos otros trabajos. El conservadurismo que se pueda encontrar en el ambiente cae por su propio peso cuando sus cimientos crujen.

 ¿De qué manera se puede visibilizar esas mujeres que ya están en puestos de liderazgo y que, de alguna manera, están abriendo el camino??

Comunicando conscientemente con perspectiva de género.

¿Cambiaría de alguna manera este sector con más mujeres liderando empresas, bodegas, viñedos?

Seguramente. Cuando se amplían las condiciones de participación, todo se enriquece.

¿Podría mencionar mujeres pioneras en el sector del vino?

En Argentina, Susana Balbo y Laura Catena están entre las más reconocidas internacionalmente. Pero hay muchísimas mujeres que han hecho historia desde diferentes lugares, instituciones tecnológicas, académicas… Pienso por ejemplo en Silvia Avagnina, ingeniero agrónomo del Instituto Nacional de Tecnología Agraria. Pienso en mujeres comunicadoras especializadas como Elizabeth Checa, e inmediatamente encuentro que a medida que nos acercamos a nuestros días habría muchísimos nombres de mujeres jóvenes prestigiosas en el sector que afortunadamente harían de ésta una lista muy extensa.

¿Cómo se ha visto afectado el sector del vino tras la pandemia y cuáles son las acciones que están tomando?

Yo pertenezco a una empresa pequeña que centra su comercialización en el mercado interno, en la experiencia enoturística. Esto implicó una reconvención inmediata de la estrategia comercial durante un 2020 casi sin turismo, con consecuencias financieras desfavorables. Luego, con la reapertura del sector turismo, la actividad se encuentra en ascenso, aunque hay que sortear otros problemas como la crisis de la industria del vidrio en nuestra región, que nos dificulta el acceso a botellas.

¿Cómo os habéis adaptado a esta situación y que acciones estáis desarrollando?

Con mucha plasticidad y creatividad, con múltiples reuniones virtuales donde el paisaje doméstico dejó de hacernos ruido, con mucho análisis para intentar dilucidar el rumbo de acción más conveniente y atentas a programas que puedan fortalecer la marcha de cada negocio.

Desmitificar el vino

Últimamente hay una tendencia por atraer a jóvenes, a los llamados millennials hacia el vino y entre ellas (y también un poco como consecuencia de la pandemia) hay bodegas que se están atreviendo con los vinos en lata. Productores y bodegas más jóvenes (y menos tradicionales) como EEUU, por ejemplo, son de los primeros en atreverse.

¿Qué opina de esto y cuáles son las tendencias que se vislumbran en su país en el sector del vino?

En Argentina todo esto se encuentra en estado de experimentación. Es claro que son caminos a transitar para revertir la caída del consumo. En mi opinión no hay una dirección unívoca consolidada, se van realizando algunos intentos y evaluando sobre la marcha. Cuesta trazar un puente entre pautas de consumo plagadas de rituales tradicionales y la ruptura total o parcial de esos esquemas necesaria para acercarse a un público con normas sociales muy diferentes.

¿Qué caracteriza al vino argentino y lo hace diferente del resto?

Es difícil de traducir en una descripción exclusivamente organoléptica. Para mí hay un estilo con identidad propia. Son vinos que reflejan una identidad de terruño, donde la expresión cultural es un punto de diferenciación.

Fuente: Trip Advisor

Facebook: @bodega.saldungaray
Instagram: @bodegassaldungaray

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